El ayuno - Como remedio para la enfermedad - Consejo Sobre el Régimen Alimenticio por: Elena G. White
La intemperancia en el comer es a menudo causa de enfermedad, y lo que más necesita la naturaleza es ser aliviada de la carga inoportuna que se le impuso. En muchos casos de enfermedad, el mejor remedio para el paciente es un corto ayuno, que omita una o dos comidas, para que descansen los órganos rendidos por el trabajo de la digestión. Muchas veces el seguir durante algunos días una dieta de frutas ha proporcionado gran alivio a personas que trabajaban intelectualmente; y un corto período de completa abstinencia, seguido de un régimen alimenticio sencillo y moderado, ha restablecido al enfermo por el solo esfuerzo de la naturaleza. Un régimen de abstinencia por uno o dos meses convencerá a muchos pacientes de que la sobriedad favorece la salud.—El Ministerio de Curación, 180 (1905). CRA 224.2
310. Algunas personas recibirían más beneficio de abstenerse de alimentos durante un día o dos por semana que de cualquier tratamiento o consejo médico. El ayunar un día por semana les sería de beneficio incalculable.—Joyas de los Testimonios 3:137 (1902). CRA 224.3
311. El comer con demasiada frecuencia y en cantidades demasiado grandes, recarga los órganos digestivos y afiebra el organismo. La sangre se vuelve impura, y como resultado de esto ocurren varias clases de enfermedades... CRA 224.4
Los enfermos, en tales casos, pueden hacer para sí lo que otros no pueden hacer con la misma eficacia. Debieran comenzar por aliviar su naturaleza de la carga que han puesto sobre ella. Debieran eliminar la causa. Ayunen un corto tiempo y den al estómago una oportunidad de descansar. Alivien la condición febril del organismo mediante una cuidadosa y sabia aplicación de agua. Estos esfuerzos ayudarán a la naturaleza en su lucha para librar de impurezas el organismo.—Spiritual Gifts 4:133, 134 (1864). CRA 224.5
312. Las personas que han complacido su apetito, comiendo carne en abundancia, y salsas muy sazonadas acompañadas de pasteles y conservas excitantes, no pueden inmediatamente apreciar un régimen sencillo, sano y nutritivo. Su gusto está tan pervertido que no les apetece una dieta sana compuesta de frutas, pan sencillo y verduras. No pueden pretender que hallarán agrado al principio en una alimentación tan diferente de aquélla, a cuyo gusto estaban acostumbrados. Si al principio no les agradan los alimentos sencillos debieran ayunar hasta que logren su objeto. Ese ayuno les resultará de mayor beneficio que la medicina, porque el estómago maltratado encontrará que el descanso que le era tan necesario y un hambre verdadera pueden ser satisfechos con un régimen sencillo. Se necesitará tiempo para que el gusto se recupere de los abusos que ha sufrido y recobre su tono natural. Pero el perseverar en una abnegación completa en cuanto al comer y beber no tardará en demostrar que el alimento sencillo y saludable es más apreciado y se comerá con más satisfacción que los alimentos rebuscados.—Spiritual Gifts 4:130, 131; Counsels on Health, 148 (1864).
Guardaos de la abstinencia debilitante
313. En los casos de fiebre elevada, la abstinencia de comida por un corto tiempo reducirá la fiebre y hará más eficaz el empleo del agua. Pero el médico en servicio necesita comprender la condición verdadera del paciente, y no permitirá que sea privado de alimento por mucho tiempo, debilitando así su organismo. Durante el estado de fiebre intensa, los alimentos pueden irritarlo y excitar la sangre; pero tan pronto como la fuerza de la fiebre ha disminuido se deben dar alimentos en forma cuidadosa y juiciosa. Si se lo priva demasiado tiempo de alimento, el estómago que clama por él creará fiebre, la que será aliviada cuando se le proporcione alimento de calidad apropiada. Así se le da a la naturaleza algo que hacer. Si hay un gran deseo de alimento, aun durante la fiebre, el satisfacer aquel deseo con una cantidad moderada de alimento sencillo sería menos peligroso que negarle al paciente el alimento. Cuando éste no pueda pensar en otra cosa, la naturaleza no será recargada con una pequeña porción de alimento sencillo.—Testimonies for the Church 2:384, 385 (1870). CRA 225.2
Consejos a un pastor anciano
314. Se me ha informado que Ud. se acostumbró a comer tan sólo una vez por día durante cierto plazo; pero yo sé que esto es malo en su caso, porque se me ha mostrado que Ud. necesitaba una dieta nutritiva, y que estaba en peligro por ser demasiado abstinente. Su fuerza no permite una disciplina tan severa... CRA 226.1
Me parece que Ud. ha errado al ayunar dos días. Dios no se lo exige. Le ruego que tenga cautela y coma en abundancia alimentos sanos dos veces por día. Lo cierto es que Ud. perderá fuerza y podría ocurrir que su mente se desequilibre si no cambia su régimen tan severo.—Carta 2, 1872. CRA 226.2
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