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Mostrando entradas de agosto 8, 2020

Una experiencia de índole superior - El Ministerio de Curación - Elena G. White

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Necesitamos de continuo una nueva revelación de Cristo, una experiencia diaria que se armonice con sus enseñanzas. Altos y santos resultados están a nuestro alcance. El propósito de Dios es que progresemos siempre en conocimiento y virtud. Su ley es eco de su propia voz, que dirige a todos la invitación: “Sube más arriba. Sé santo, cada vez más santo.” Cada día podemos adelantar en la perfección del carácter cristiano. Los que trabajan en el servicio del Maestro necesitan una experiencia mucho más elevada, más profunda y más amplia que la que muchos han deseado tener. Muchos que son ya miembros de la gran familia de Dios poco saben de lo que significa contemplar su gloria, y ser transformados de gloria en gloria. Muchos tienen una percepción crepuscular de la excelencia de Cristo, y sus corazones se estremecen de gozo. Anhelan sentir más hondamente y en mayor grado el amor del Salvador. Cultiven ellos todo deseo del alma por conocer a Dios. El Espíritu Santo obra en quienes se some...

Desarrollo y servicio - El Ministerio de Curación - Elena G. White

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La vida cristiana es más de lo que muchos se la representan. No consiste toda ella en dulzura, paciencia, mansedumbre y benevolencia. Estas virtudes son esenciales; pero también se necesita valor, fuerza, energía y perseverancia. La senda que Cristo señala es estrecha y requiere abnegación. Para internarse en ella e ir al encuentro de dificultades y desalientos, se requieren hombres y no seres débiles. La fuerza de carácter Se necesitan hombres firmes que no esperen a que el camino se les allane y quede despejado de todo obstáculo, hombres que inspiren nuevo celo a los débiles esfuerzos de los desalentados obreros, hombres cuyos corazones irradien el calor del amor cristiano, y cuyas manos tengan fuerza para desempeñar la obra del Maestro. Algunos de los que se ocupan en el servicio misionero son débiles, sin nervios ni espíritu, y se desalientan por cualquier cosa. Carecen de impulso y de los rasgos positivos de carácter que dan fuerza para hacer algo; les falta el espíritu ...

En el trato con los demás - El Ministerio de Curación - Elena G. White

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Toda asociación en la vida requiere el ejercicio del dominio propio, la tolerancia y la simpatía. Diferimos tanto en disposición, hábitos y educación, que nuestra manera de ver las cosas varía mucho. Juzgamos de modos distintos. Nuestra comprensión de la verdad, nuestras ideas acerca del comportamiento en la vida, no son idénticas en todo respecto. No hay dos personas cuyas experiencias sean iguales en todo detalle. Las pruebas de uno no son las de otro. Los deberes que a uno le parecen fáciles, son para otro en extremo difíciles y le dejan perplejo. Tan frágil, tan ignorante, tan propensa a equivocarse es la naturaleza humana, que cada cual debe ser prudente al valorar a su prójimo. Poco sabemos de la influencia de nuestros actos en la experiencia de los demás. Lo que hacemos o decimos puede parecernos de poca monta, cuando, si pudiéramos abrir los ojos, veríamos que de ello dependen importantísimos resultados para el bien o el mal. Miramiento por quienes llevan cargas Much...

Ayuda en la vida cotidiana - El Ministerio de Curación - Elena G. White

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Hay en la vida tranquila y consecuente de un cristiano puro y verdadero una elocuencia mucho más poderosa que la de las palabras. Lo que un hombre es tiene más influencia que lo que dice. Los emisarios enviados a Jesús volvieron diciendo que nadie había hablado antes como él. Pero esto se debía a que jamás hombre alguno había vivido como él. De haber sido su vida diferente de lo que fué, no hubiera hablado como habló. Sus palabras llevaban consigo un poder que convencía porque procedían de un corazón puro y santo, lleno de amor y simpatía, de benevolencia y de verdad. Nuestro carácter y experiencia determinan nuestra influencia en los demás. Para convencer a otros del poder de la gracia de Cristo, tenemos que conocer ese poder en nuestro corazón y nuestra vida. El Evangelio que presentamos para la salvación de las almas debe ser el Evangelio que salva nuestra propia alma. Sólo mediante una fe viva en Cristo como Salvador personal nos resulta posible hacer sentir nuestra influe...

El conocimiento comunicado por la palabra de Dios - El Ministerio de Curación - Elena G. White

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La Biblia entera es una revelación de la gloria de Dios en Cristo. Aceptada, creída y obedecida, constituye el gran instrumento para la transformación del carácter. Es el gran estímulo, la fuerza que constriñe, que vivifica las facultades físicas, mentales y espirituales y encauza debidamente la vida.  La razón por la cual los jóvenes, y aun los de edad madura, se ven tan fácilmente inducidos a la tentación y al pecado es porque no estudian la Palabra de Dios ni la meditan como debieran. La falta de fuerza de voluntad firme y resuelta, que se manifiesta en su vida y carácter resulta del descuido de la sagrada instrucción que da la Palabra de Dios. No hacen esfuerzos verdaderos por dirigir la mente hacia lo que le inspiraría pensamientos puros y santos y la apartaría de lo impuro y falso. Son muy pocos los que escogen la mejor parte, los que se sientan a los pies de Jesús, como lo hizo María, para aprender del divino Maestro. Pocos son los que atesoran las palabras d...

Peligro que entraña el conocimiento especulativo - El Ministerio de Curación - Elena G. White

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Uno de los mayores males que acompañan la búsqueda de conocimientos y las investigaciones de la ciencia, es la disposición a exaltar la razón humana más allá de su verdadero valor y su esfera apropiada. Muchos intentan juzgar al Creador y sus obras con el escaso conocimiento que tienen de la ciencia. Se esfuerzan por determinar la naturaleza, los atributos y prerrogativas de Dios, y se entregan a teorías especulativas respecto del Infinito. Los que se empeñan en este modo de estudiar pisan terreno prohibido. Su investigación no les dará resultados provechosos, y si persisten en ella lo harán con peligro de sus almas.  Nuestros primeros padres fueron inducidos al pecado por haber codiciado una ciencia que Dios les había vedado. Al procurarla perdieron todo lo que era digno de ser poseído. Si Adán y Eva no hubieran tocado el árbol prohibido, Dios les hubiera comunicado un conocimiento sobre el cual no hubiera recaído la maldición del pecado, sino que les hubiera allegado goz...