Quesadillas veganas de quinoa y brocoli

Quesadillas veganas de quinoa y brocoli

Ingredientes

1/2 taza de quinoa

1/2 taza de brócoli picado.

1 taza de queso cheddar vegano rallado

sal y pimentón al gusto

4 tortillas de trigo integral medianas

2 cucharaditas de aceite de oliva

Elaboración

En dos cazuelas medianas cocemos por separado la quinoa y el brocoli durante 15 minutos.

Combinamos la quinoa, el brócoli y el queso en un recipiente mediano. Sazonar con sal y pimienta al gusto.

Dividir la mezcla uniformemente sobre la mitad de cada tortilla, doblar la parte superior de la tortilla en el llenado.

Calentar una cucharada de aceite de oliva en una sartén a fuego medio.

Colocamos 2 quesadillas en la sartén y cocinamos hasta que estén doradas, unos 3 minutos por cada lado. Añadir otra cucharadita de aceite a la sartén y repita con el resto de las quesadillas.

Cortar en trozos y servir.

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Jugo dorado de raíz de cúrcuma y cítricos, para fortalecer al sistema inmune y prevenir enfermedades

Как очистить кишечник от паразитов и улучшить свое здоровье
El consumo de alimentos medicinales es una de las tendencias de salud más de moda hoy en día, forma parte elemental de extraordinarias corrientes de medicina natural, herbolaria y fitoterapia. 
La raíz de cúrcuma es uno de las especias más curativas que existen, desde tiempos antiguos es uno de los remedios más valorados para combatir una larga lista de dolencias y enfermedades. Lo cierto es que hoy en día su popularidad ha crecido como la espuma, no en vano se ha vuelto la especia medicinal más importante en la actualidad y es por ello que forma parte de numerosos remedios que se consumen principalmente como parte de diversas infusiones, batidos o jugos.
Se trata de una especie de gran poder terapéutico que se destaca por su contenido en un compuesto activo llamado curcumina, al que se le atribuyen gran parte de sus propiedades medicinales.
El hábito de consumir jugo fresco de raíz de cúrcuma y cítricos puede llevar tu salud a otro nivel. Es una bebida poderosa para iniciar el día con mucha energía y beneficios curativos, entre sus más grandes cualidades se encuentran sus beneficios para calmar la inflamación, desintoxicar y limpiar el organismo a otro nivel y combatir todo tipo de enfermedades. 
Este jugo esta repleto de antioxidantes, agentes antiinflamatorios y compuestos curativos que benefician la salud digestiva e intestinal, es considerado uno de los más eficaces aliados naturales para tratar condiciones como la artritis o dolores en las articulaciones. 
El poder de la combinación entre la raíz de cúrcuma con los cítricos, es una bomba de antioxidantes que protegen y fortalecen al sistema inmunológico. Beber este jugo a diario es la llave para olvidarnos de las gripes, resfriados, tos y alergias. 
También el consumo de este jugo es un gran aliado para potenciar la pérdida de peso,  tiene la peculiaridad de facilitar el metabolismo de las grasas y esto ayuda a quemar la grasa corporal mucho más efectivamente. Por otra parte es un gran complemento para cuidar la salud cardiovascular, se asocia con beneficios para regular los altos niveles de colesterol y triglicéridos. 
Es ideal para proteger y mejorar el funcionamiento cerebral, tiene la capacidad de combatir la inflamación crónica del sistema nervioso central que se relaciona con afecciones como la demencia y el Alzheimer. También es considerado un gran agente rejuvenecedor combate la presencia de radicales libres, mejora la salud ocular y nutre la piel.
Todo lo bueno se encuentra en la naturaleza y beber este jugo es una de las mejores maneras de aprovecharlo. Es una maravillosa alternativa para iniciar el día con buena energía, vitalidad, un mejor estado de ánimo y sin lugar a dudas absolutamente todo tu organismo lo agradecerá.

Receta de jugo dorado:

Ingredientes:

  • 2 cucharadas de jengibre fresco, partido en finas rodajas
  • 1 cucharada de raíz de cúrcuma fresca, recién rallada
  • 2 zanahorias medianas orgánicas
  • 2 naranjas
  • 2 limones

Paso a paso:

  1. Lava bien los ingredientes antes de utilizarlos. 
  2. Pela las zanahorias y córtalas en rodajas medianas.
  3. Con el exprimidor de jugo de mano, obtén el jugo de las naranjas y los limones.
  4. En el vaso de la licuadora agrega el jengibre, la cúrcuma, las zanahorias y el jugo de los cítricos. Procesa hasta obtener un líquido suave y terso. 
  5. Sirve en un vaso mediano y consume inmediatamente para evitar la oxidación de sus ingredientes.
  6. Para obtener todos sus beneficios medicinales es necesario consumir este jugo como parte de tu rutina diaria y en ayuno. 

  7. PRODUCTOS RECOMENDADOS
  8. Healthworks polvo de cúrcuma (32 onzas/2 libras)  HQOExpress - Especias orgánicas  Jiva Organics - Polvo de cúrcuma orgánico, 1 libra de frasco, 100% crudo, con curcumina

Agua embotellada o del grifo cual es la mejor?

Te abandonas el fin de semana, vale ¡pero así debes corregir de ...

Algunos consumidores creen que la que viene en botella es más segura y saludable. ¿Hay motivos para no tomar la que llega a nuestras casas?

En el mundo hay unos 2.100 millones de personas que carecen de acceso a agua potable en el hogar. Muchas de ellas tienen que hacer desplazamientos de más de 30 minutos para poder abastecerse. Si les dijéramos que en nuestras casas solo tenemos que abrir un grifo para obtener todo el agua potable que queramos, seguramente nos mirarían con caras de asombro y con cierta envidia; expresiones que tornarían en incredulidad y enfado si se enteraran de que, a pesar de contar con esa extraordinaria posibilidad, hay mucha gente que opta por beber agua embotellada. ¿Qué motivos llevan a estas personas a sustituir el agua del grifo por agua envasada?

La primera razón es, sin duda, el sabor. Se suele decir que el agua es insípida, pero en realidad no es así. Es algo que podemos comprobar fácilmente si bebemos agua del grifo de diferentes ciudades o agua envasada de distintas marcas. Sin necesidad de ser catadores expertos, encontraremos notables diferencias entre ellas: algunas con sabores más intensos, otras más insípidas, sosas, etc. Y desde luego, algunas nos gustarán, mientras que otras nos resultarán incluso desagradables.

"Fuera de su origen, todas las aguas pueden estar contaminadas. Hay que realizar tratamientos para asegurar su inocuidad"

El sabor del agua depende principalmente de los minerales que contenga y esto es algo que viene determinado por su origen. Si el agua procede por ejemplo de suelos graníticos, arrastrará pocos minerales y su sabor será muy suave, mientras que si proviene de suelos calizos, tendrá una notable cantidad de magnesio y calcio disueltos, elementos que determinan la dureza del agua y que aportan un fuerte sabor que resulta desagradable para muchas personas. Esto es lo que ocurre por ejemplo en la zona de Levante, que es, junto con las Islas Canarias, donde más agua envasada se consume. Pero ¿acaso hay alternativa?

Frente a frente

Hay quien dice que es cuestión de acostumbrarse al sabor del agua del grifo, de la misma forma que nos habituamos a otros sabores que nos resultan desagradables cuando los probamos por primera vez. ¿Qué podemos hacer entonces? Hay personas que echan mano de algún truco casero para tratar de camuflar el sabor del agua, como añadir rodajas de limón o enfriarla. Otras optan por utilizar sistemas de filtración o purificación, como jarras filtradoras o sistemas de ósmosis inversa, cuyo fin es retirar parte de los compuestos responsables del sabor. Estos pueden resultar útiles, pero conviene informarse bien, no solo para conocer su efectividad y su coste económico y medioambiental, sino también para evitar caer en alguna de las innumerables estafas que existen en ese terreno.
En cualquier caso, esperemos que en un futuro cercano el sabor no sea un impedimento para consumir agua del grifo. En algunas ciudades ya se están estudiando soluciones para lograrlo, basadas en optimizar el proceso de tratamiento con el uso de filtros de carbono activo para retirar parte de los minerales o con la utilización de luz ultravioleta para poder reducir la cantidad de cloro en la desinfección, ya que este elemento, al combinarse con el calcio, contribuye a empeorar el sabor.


Foto: iStock.
Foto: iStock.
Ese sabor tan intenso, además de resultar desagradable al paladar, suele generar desconfianza en muchas personas. Aunque no es lo único que despierta temores. En una sociedad en la que el miedo infundado hacia los compuestos químicos va en aumento, cada vez hay más gente que duda de la seguridad del agua del grifo. Hay quien piensa que está cargada de contaminantes, como arsénico o pesticidas, y quien recela del cloro que se emplea para potabilizarla. Por eso suelen optar por el consumo de agua mineral, ya que no sufre apenas tratamientos y no se le puede añadir ningún agente desinfectante. Sin embargo, eso no quiere decir que esté exenta de riesgos. Y es que, independientemente de su origen, todas las aguas son susceptibles de estar contaminadas, así que es necesario realizar tratamientos y controles para asegurar su inocuidad. En el caso del agua mineral, lo que se hace principalmente es realizar análisis físico-químicos y microbiológicos.
Por su parte, el agua del grifo, además de ser analizada exhaustivamente en todos los puntos del suministro, es depurada mediante procesos físicos, como la decantación o la filtración, y se desinfecta con distintos métodos, como el uso de ozono o cloro. Este último compuesto es, con mucho, el que más se utiliza, debido a sus importantes ventajas: es barato, eficaz, fácil de aplicar y tiene efecto residual; es decir, sigue ejerciendo su acción cuando el agua llega hasta el grifo de nuestras casas. Por el contrario, también tiene algunos inconvenientes: es tóxico en altas dosis y, al combinarse con materia orgánica, es capaz de formar compuestos potencialmente cancerígenos llamados trihalometanos. Esto es precisamente lo que causa recelos en algunas personas. Sin embargo, existen límites máximos para la presencia de esas sustancias y se realizan controles para que no supongan ningún riesgo para la salud, así que no hay motivo para asustarse. El 99,5% del agua que sale por los grifos españoles es segura. Cuando no lo es, como ocurre en el caso de ese 0,5%, se corta el suministro. Lo que sí debería preocuparnos es la idea de beber agua sin control sanitario, algo que parece estar cada vez más de moda debido a la creciente tendencia que lleva a muchas personas a pensar que "lo natural" es bueno, olvidando que lo realmente "natural" es padecer enfermedades como gastroenteritis, cólera o fiebre tifoidea, asociadas al consumo de ese tipo de agua.

Mitos infundados

Además del sabor y las cuestiones relacionadas con la seguridad, otro de los motivos por los que se suele sustituir el agua del grifo por agua mineral es el aspecto nutricional. Se suele pensar que las aguas duras, ricas en calcio, provocan cálculos renales u otros problemas de salud. Esta idea suele estar reforzada por la publicidad que hacen las empresas de aguas envasadas, donde es habitual encontrar anuncios en los que se insinúa que es preferible consumir agua de mineralización débil. Sin embargo, no hay evidencias científicas suficientes para pensar que las aguas duras sean perjudiciales para la salud de la población general (aunque quizá algunos grupos de población específicos sí deberían reducir o evitar su consumo, como las personas que ya padecen cálculos renales, una patología que, por cierto, viene determinada por muchos factores). Al contrario de lo que se suele pensar, consumir este tipo de agua podría tener aspectos positivos, debido a su aporte de calcio y magnesio.
"El agua del grifo es segura, y más barata y más respetuosa con el medio ambiente que la embotellada"
Hay otras creencias en torno al consumo de agua y la nutrición que tradicionalmente han sido potenciadas por la publicidad. Una de ellas es que beber agua mineral adelgaza o posee especiales propiedades para depurar el organismo, algo que carece de fundamento. Aunque la creencia más extendida es sin duda la que habla de la necesidad de ingerir dos litros de agua al día, lo que hace que muchas personas se sientan en la obligación de tener siempre cerca una botella de agua. Tampoco hay motivo alguno para hacer esto. Si no tenemos ninguna necesidad especial, deberíamos beber en función de nuestra sed. Ni más ni menos.
Una buena parte del consumo de agua envasada (en torno a un 30%) corresponde al que se hace en hostelería. Y es que en España, a diferencia de lo que ocurre en otros países europeos, no se suele servir agua del grifo con las comidas. Se trata de una idea que ya ha sido propuesta o llevada a cabo por varios municipios, aunque siempre rodeada de polémica, porque es algo que enfada a muchos hosteleros, que no están dispuestos a renunciar a los ingresos que les reporta la venta de agua envasada. Mientras tanto, algunos prueban con lo que consideran una posible alternativa, mucho más rentable y que por el momento parece que goza de buena imagen, consistente en vender agua del grifo filtrada por ellos mismos a precio de agua mineral o incluso más cara. Un negocio redondo (en una botella muy bonita, eso sí).


Foto: iStock.
Foto: iStock.
En resumen, de entre los motivos que acabamos de ver, hay muy pocos que justifiquen realmente el consumo de agua envasada; entre ellos: el sabor en casos muy concretos, determinados aspectos relacionados con la salud de grupos de población específicos o la disponibilidad, cuando no tenemos un grifo a mano. No debemos olvidar que el agua envasada presenta muchos inconvenientes frente al agua del grifo. Uno de ellos es su precio. Con el dinero que pagamos por 6 litros de agua mineral podríamos beber agua del grifo durante un año entero. Otro de los grandes inconvenientes es el impacto ambiental. Y es que el agua envasada requiere el uso de muchos recursos que tienen un efecto negativo sobre el medio ambiente, como el combustible necesario para transportarla o los envases en los que se comercializa, que además suelen ser de plástico.
En definitiva, el agua del grifo es segura, mucho más barata, más respetuosa con el medio ambiente y podemos abastecernos de ella de forma mucho más cómoda, así que es sin duda la primera opción que deberíamos contemplar, dejando el agua envasada para situaciones particulares.

Pensar que el agua del grifo es peor que la embotellada es un error típico


Más del 50% de nuestro cuerpo es agua, y todos sabemos que beberla es imprescindible para mantenernos sanos y energéticos. Está claro que hemos de tomarla, pero como no estamos en la Edad del Bronce, ya no tenemos un manantial de aguas cristalinas al lado de la cueva. La civilización nos la trae a casa por vías artificiales y hace que nos planteemos de entrada, si es mejor elegirla mineral embotellada o directamente del grifo.
Y si estiramos del hilo podemos preguntarnos muchas más cosas, como si deberíamos utilizar filtros en el grifo, si las botellas de plástico son saludables, si el polvo que puede caer en los vasos con agua es nocivo, si le debe tocar el sol a los recipientes que la contengan…
Las respuestas las dan los expertos y por eso aquí discriminaremos entre qué es leyenda urbana y qué es científico, preguntando a los que más saben. Aquí van los 10 errores más frecuentes que podemos cometer con el agua, envases y grifos como protagonistas.
1. Pensar que la del grifo es menos saludable
“No hay ninguna duda. Toda agua de consumo humano de la red pública es potable y por tanto es saludable, la legislación así lo exige”, responde Jordi Oliver-Rodés, director general del laboratorio Dr. Oliver Rodés, que se dedica al análisis químico y microbiológico del agua y es una referencia en España desde 1902.

Toda agua de consumo humano de la red pública es potable y por tanto es saludable, la legislación así lo exige

“Otra cosa es tener claro que el agua del grifo y el agua mineral natural son productos diferentes que el consumidor elige en función de sus gustos o necesidades”, apunta. El agua mineral natural es originariamente apta para el consumo y no necesita ser tratada, como ocurre con la del grifo. Por otro lado, “la mineral natural tiene siempre la misma composición química y los mismos minerales, compres la botella en Barcelona o en Canarias. Por ejemplo, si comparas la analítica que hizo mi bisabuelo de Vichy Catalán en 1904 con una actual, ves que es idéntica”, apunta Oliver-Rodés.
En cambio, “la del grifo puede provenir de embalses, ríos y pozos, y varía según la meteorología, por el contacto con los minerales que encuentra a su paso, (por ejemplo, si circula por terrenos salinos), y según las necesidades de la compañía de agua que la distribuya”.
2. Rellenar las botellas de plástico una y otra vez
Las botellas de plástico están diseñadas para ser utilizadas una sola vez por tanto no es recomendable rellenarlas. Si compramos envases de 5 litros y vamos rellenando las mismas botellas de plástico pequeñas una y otra vez por comodidad, existe una manipulación continuada “y por tanto crece el riesgo de que haya una contaminación de microorganismos”, explica el doctor Antoni Borrell, responsable de aguas envasadas en los laboratorios Dr. Oliver Rodés.
Y si las rellenamos con agua clorada “esta podría atacar el envase y haber alguna migración de los compuestos que forman el plástico al líquido”, apostilla. Pero no hay que alarmarse. “Simplemente es una cuestión de precaución que vale la pena seguir”.
3. Dejar la botella fuera de la nevera con el tapón abierto
No es recomendable dejar botellas fuera de la nevera con el tapón abierto “porque puede entrar polvo o partículas que contengan microorganismos, bacterias o hongos que estén en el ambiente de la casa”, cuenta Borrell. Incluso podrían reproducirse en la botella, cosa que ocurre sobre todo si la botella es de una bebida azucarada. Dentro de la nevera no pasa “porque las bajas temperaturas ralentizan el crecimiento de microorganismos.
Por el mismo motivo no es recomendable beber el vaso de agua que llenamos la noche anterior (“como la boca es mayor se nos puede colar hasta una mosca”, ríe Oliver-Rodés), aunque en los dos casos no hay que alarmarse ni mucho menos porque, es una cuestión de precaución.
4. No cuidar los filtros de los grifos
Para los expertos en análisis de aguas, colocar filtros en el grifo de casa o en alguna jarra para purificar el agua, “es una opción tan válida como no hacerlo”, pero si se opta por este sistema “se ha de realizar un mantenimiento correcto de los filtros que hemos colocado, según la recomendación del fabricante”, apunta Oliver-Rodés.
Si no seguimos las indicaciones, el filtro puede convertirse en un foco de contaminación y también perder efectividad. Para la sommelier Meritxell Falgueras, en cuestión de sabor, el agua filtrada, obviamente, “pierde matices y personalidad.”
5. Colocar botellas en determinados lugares o suelos
Si estamos viendo la tele y dejamos nuestra botellita de agua en el suelo, todo está bien. Pero si el suelo del que hablamos es el de un supermercado y está húmedo, las botellas que se coloquen encima cogerán el gusto a humedad.
“El plástico es un material impermeable a los líquidos pero permeable a los olores, y en el caso de las botellas de agua la capa de material es muy fina”, cuenta Antoni Borrell. Si se coloca la botella junto a un surtidor de gasolina también puede tomar su olor, cosa que no ocurre con el vidrio, que es totalmente impermeable.
“En las catas de aguas se utiliza cristal porque no interfiere para nada con el sabor”, apunta Falgueras autora del libro Qué beber cuando no bebes (Urano).
6. Dejar la botella junto a una fuente de calor
Los químicos tienen claro que no es lo mismo salir a correr con una botellita de agua a la que le da el sol de manera intermitente y solo un ratito, que colocar la misma botella horas y horas al lado de una fuente de calor fuerte y constante.

Todas las botellas que han pasado los controles pertinentes para uso alimentario son válidas

“¿Verdad que a nadie se le ocurre dejar el jamón cocido dentro del coche aparcado a pleno sol? Pues con el agua pasa igual”, cuenta Jordi Oliver-Rodés, que alerta de la posible alteración y migración de componentes del plástico que pueden ir a parar al agua.
Por el mismo motivo hay que evitar almacenar agua en una tienda junto a un motor potente, como el de un congelador. En cambio, si hablamos de tomar agua caliente, por ejemplo, directamente del grifo, el experto no ve ningún problema siempre que, obviamente, no nos quememos. Para la sommelier Falgueras, la temperatura de degustación ideal del agua es de 10 – 12 grados centígrados.
7. Agobiarse eligiendo el material de la botella
Ante la duda de si es mejor utilizar una botella de plástico, de silicona o de aluminio para beber agua, por ejemplo, en el gimnasio, la respuesta del experto en aguas envasadas Antoni Borrell, es que “todas las botellas que han pasado los controles pertinentes para uso alimentario son válidas, sean del material que sean”. Incluso las botellas de plástico de colores distintos.
O sea, tan solo debemos asegurarnos de que no sean de fabricación fraudulenta. “Cuando hablamos de aguas de calidad que se venden como agua de lujo, es habitual que el envase sea de vidrio, con diseños pensados que a veces son hasta de coleccionista”, apunta Falgueras.
8. Beber agua del grifo en países con escaso control sanitario
Parece una obviedad pero no está de más repetir que no es recomendable beber agua del grifo en países donde existan dudas de que no se trata correctamente el agua de la red pública.
“El agua mineral natural embotellada en este caso es la que nos da garantías de salubridad”, apunta Oliver-Rodés, mientras Meritxell Falgueras recuerda que, precisamente, la tradición dice que trae mala suerte brindar con agua “porque en la Edad Media europea el agua podía estar contaminada y mucha gente enfermaba y moría al ingerirla”.
Afortunadamente ahora todo ha quedado en superstición. “Aunque mi padre siempre decía que el cava ¡lo que más lleva es agua!”, apunta Oliver-Rodés.
9. No tener en cuenta la fecha de consumo preferente
Las botellas de agua de plástico llevan indicada la fecha de consumo preferente y no la fecha de caducidad, ya que el agua no caduca. El consumo preferente suele estar entre los 18 meses y los 3 años a partir de la fecha de envasado.

Se dice que trae mala suerte brindar con agua porque en la Edad Media el agua podía estar contaminada y mucha gente enfermaba y moría al ingerirla

Los expertos aconsejan respetar la indicación. Otra cosa es obsesionarse con lo que aparece en las etiquetas. No debemos asustarnos si leemos cosas como “residuo seco 400”, porque “no hablamos de porquería. No es más que la cifra que indica la cantidad de minerales disueltos en agua que hay en la botella, y los minerales no son nocivos, son necesarios”, según Borrell.
10. Preocuparse por cambiar habitualmente de marca de agua
Para los expertos del laboratorio Dr. Oliver Rodés, no tiene mayor relevancia consumir siempre la misma marca de agua mineral natural o variar habitualmente, ni siquiera comprarla cara o barata, siempre que no haya una prescripción médica que nos indique, por ejemplo, consumir un agua baja en sodio.
En general, es una cuestión de gusto personal y, aunque hablemos de una bebida inodora, incolora e insípida, el gusto es muy diverso. “A cada persona le puede gustar una distinta porque cada una de ellas es fruto de su historia geológica: las hay con calcio y magnesio, que tienen un gusto más duro y terroso; con sodio y cloruros, de un gusto ligeramente salado…”, cuenta Falgueras.
En definitiva, ¿cuál es el agua ideal? “Mi abuelo lo tenía claro: la que quita la sed y no hace daño”, explica Jordi Oliver-Rodés, cuarta generación al frente del laboratorio que analiza 100 de las 140 aguas que consumen en España.

COMPRAR FILTRO DE AGUA RECOMENDADO

Berkey Water Filter Review – Purifier Advisors

Hummus de remolacha


Ingredientes

450g de remolacha picada

400g de garbanzos, enjuagados y escurridos

2 dientes de ajo, picado

1 cucharada de tahini (pasta de sésamo)

Jugo de limón 1 cucharada

2 cucharadas de aceite de oliva

Elaboración

Coloca la remolacha, los garbanzos, el ajo, el tahini y el jugo de limón en el recipiente de un procesador de alimentos o molerlo en con una batidora, conseguimos una pasta gruesa.

Con el motor en marcha, agrega lentamente el aceite hasta que la mezcla esté espesa y suave.


PRODUCTO RECOMENDADO

Pepperwood Organic Stone-Ground Pasta tahini entera de sésamo, sin cáscara, sin sal, sin OMG, sin gluten, Kosher, vegano, USDA orgánica, sin maní, 14 onzas (paquete de 2)

Los mejores alimentos contra la artritis

Encontramos las cinco diferencias entre la dieta vegana y vegetariana

Algunos alimentos pueden disminuir inflamación y dolor en articulaciones

Ciertos alimentos pueden combatir la inflamación, fortalecen los huesos y estimulan el sistema inmunológico. Incorporar estos alimentos en tu dieta puede ayudar a aliviar los síntomas que causan las enfermedades articulares, como la hinchazón y el dolor.

La linaza, la chia y las nueces


La Arthritis Foundation recomienda consumir alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 que combaten la inflamación. Las mejores fuentes son: la chia, la linaza y las nueces. Consume una racion de 2 a 3 veces por semana según las recomendaciones.

Aceite de oliva y aguacate


El aceite de oliva virgen extra aporta grasas saludables para el corazón, así como de oleocantal, que tiene propiedades similares a las de los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos. Los ejemplos más populares de este grupo de medicamentos son la aspirina y el ibuprofeno.

El aceite de aguacate es rico (70%) en ácido oleico, un ácido graso omega-9 monoinsaturado. que también es el componente principal del aceite de oliva y contribuye a reducir la inflamación, los triglicéridos, los niveles de colesterol LDL y la presión arterial.


Bayas




Las cerezas, fresas, arándanos o moras están llenas de antioxidantes y tienen un efecto antiinflamatorio por su contenido en antocianinas, polifenoles (ácido elágico) y vitamina C.

Las bayas son ricas en quercetina y rutina. La quercetina bloquea algunos de los procesos inflamatorios asociados con la artritis.

Brócoli

El brócoli es rico en calcio y vitaminas K y C. También contiene un compuesto llamado sulforafano, que podría ayudar a prevenir o retrasar la progresión de la osteoartritis (OA). .


Ajo



Los compuestos de azufre aislados del ajo ejercen propiedades antiinflamatorias. Los científicos creen que un compuesto llamado disulfuro de dialilo que se produce en el ajo puede actuar contra las enzimas en el cuerpo que dañan el cartílago.



Granos enteros



La Arthritis Foundation señala que los granos enteros reducen los niveles de proteína C reactiva (PCR) en la sangre. La PCR es un marcador de inflamación asociada con enfermedades del corazón, diabetes y artritis reumatoide. Fuentes de granos integrales: avena, el arroz integral y los cereales integrales.

Soja


El tofu y los frijoles de soya aportan omega-3, son bajos en grasa, altos en proteínas y fibra.


Frijoles




Los frijoles ayudan a reducir la PCR gracias a su contenido en fibra. Además son una fuente de proteínas, lo cual favorece la salud muscular.

Bajos en grasas y sin colesterol, los frijoles son ricos en ácido fólico, magnesio, hierro, zinc y potasio. Con beneficios para el corazón y el sistema inmunológico.


Nueces




Las nueces contienen ácidos grasos omega-3, que ha demostrado disminuir los síntomas de la artritis.

Son también son ricas en proteínas, calcio, magnesio, zinc, vitamina E y fibra. Estimulan el sistema inmunológico y son buenas para el corazón.
Algunos alimentos pueden combatir la inflamación, proporcionan nutrición y aumentan la función ósea, muscular y del sistema inmunitario lo cual es benéfico para las personas que padecen problemas en articulaciones.
También resulta de gran ayuda evitar o restringir los alimentos que contribuyen a la inflamación como grasas saturadas que además de causar inflamación en el tejido graso contribuyen al desarrollo de la obesidad y enfermedades cardíacas que pueden favorecer la artritis.
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