Penalidad de la ignorancia
Dios ha establecido leyes que gobiernan nuestra constitución, y estas leyes que él ha implantado en nuestro ser son divinas, y para cada transgresión existe una penalidad, que ha de cumplirse tarde o temprano. La mayor parte de las enfermedades que han hecho sufrir y que están haciendo padecer a la humanidad, han sido creadas por los hombres debido a la ignorancia de las leyes básicas que rigen su propio organismo. Parecen indiferentes en materia de salud, y trabajan con perseverancia para despedazarse, y cuando están quebrantados y debilitados corporal y mentalmente, mandan a buscar al médico y se acarrean la muerte con las drogas.*
No siempre son ignorantes
Cuando se habla con algunas personas acerca del tema de la salud, a menudo dicen: “Sabemos actuar mucho mejor de lo que lo hacemos”. No se dan cuenta de que son responsables de todo rayo de luz recibido con respecto a su bienestar físico, y que todos sus hábitos están abiertos a la inspección de Dios. La vida física no ha de ser tratada de manera fortuita o descuidada. Todo órgano, toda fibra del ser, han de ser sagradamente preservados de prácticas dañinas.La responsabilidad por la luz
13.
En el tiempo en que brilló sobre nosotros la luz de la reforma pro
salud, y desde ese tiempo en adelante, la pregunta siempre presente ha
sido ésta: “¿Estoy yo practicando la verdadera temperancia en todas las
cosas?” “¿Es tal mi régimen alimenticio que me pondrá en una posición en
la cual pueda realizar la mayor suma de bien?” Si no podemos contestar
estas preguntas en forma positiva, aparecemos condenados delante de
Dios, porque él nos tendrá por responsables de la luz que ha brillado
sobre nuestro sendero. Dios nos ha tolerado durante el tiempo de nuestra
ignorancia, pero tan pronto como la luz brilla sobre nosotros, él nos
exige que cambiemos nuestros hábitos destructores de la salud, y que nos
coloquemos en la debida relación con las leyes físicas.—La salud es un tesoro. De todas las posesiones temporales es la más
preciosa. La riqueza, el saber y el honor se adquieren a un precio
elevado, cuando se obtienen a costa de la pérdida del vigor de la salud.
Pero ninguna de estas cosas puede asegurar la felicidad, si la salud
llega a faltar. Abusar de la salud que Dios nos ha dado es un terrible
pecado; tales abusos nos debilitan para la vida y nos hacen perdedores,
cualquiera sea el grado de educación que alcancemos por ese medio.—[Ejemplos de sufrimiento debido al descuido de la luz—119, 204]
15.
Dios ha provisto pródigamente para la subsistencia y la felicidad de
todas sus criaturas; si sus leyes nunca fueran violadas, si todos los
seres humanos actuaran de acuerdo con la voluntad divina, el resultado
sería la salud, la paz y la felicidad, en lugar de la miseria y el mal
permanente.—16.
Una cuidadosa conformidad de nuestra parte con las leyes que Dios ha
implantado en nuestro ser, asegurará la salud, y no se producirá un
quebrantamiento de la constitución.—The Health Reformer, agosto, 1886.
[La reforma pro salud como medio que el Señor tiene para aminorar el sufrimiento—788]
FUENTE: Libro consejo sobre el regimen alimenticio de Elena G. White (Coofundadora de la Iglesia Adventista) Christian Temperance and Bible Hygiene, 151 (1890).
FUENTE: Libro consejo sobre el regimen alimenticio de Elena G. White (Coofundadora de la Iglesia Adventista) Christian Temperance and Bible Hygiene, 151 (1890).
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