Los negros rubios en las Islas Salomón "Dios no es racista"
El color de la piel humana y el cabello varían considerablemente dentro, y entre las poblaciones del mundo. Uno de los casos más sorprendentes acontece entre los melanesios de las Islas Salomón, que presentan una variante genética funcional que condujo a los isleños a tener, al mismo tiempo -ver para creer-, la pigmentación de piel más oscura fuera de África y la mayor prevalencia de pelo rubio fuera de Europa.
Estudios previos demostraron que la pigmentación es en gran parte hereditaria, pero también indican que ha evolucionado para adaptarse a los rayos ultravioleta. Por lo tanto, las poblaciones cercanas al ecuador tienen una piel y cabello más oscuro. Sin embargo, esta población de las Islas Salomón, al este de Papúa Nueva Guinea, se diferencia de esta tendencia.
A falta de una explicación científica plausible, el sentido común de los insulares cree que el color resultaría de la exposición excesiva al sol, o una dieta rica en pescado. Otra explicación se basa en la herencia genética de los ancestros distantes, como los comerciantes europeos que habían visitado el archipiélago en el pasado.
Ahora estas hipótesis, sin embargo, fueron derribadas por los investigadores de la Universidad de Stanford en los Estados Unidos, dirigidos por Nic Timpson, del Centro de Análisis Causal en Epidemiología Traslacional, de la Universidad de Bristol, Reino Unido. De acuerdo con un estudio publicado en la revista Science, la variante genética responsable del pelo rubio de los isleños es diferente de la que provoca el mismo rasgo en los europeos.
– “El pelo rubio natural es un rasgo sorprendentemente rara en los seres humanos, que normalmente se asocia con los habitantes de Escandinavia y el norte de Europa. Nuestros resultados no sólo ayudan a explicar las diferencias fascinantes en estas características físicas, sino también a subrayar la importancia del mapeo de genes en poblaciones aisladas para ayudar a arrojar una nueva luz sobre la epidemiología de las enfermedades”, dice Nic Timpson.
Para llegar a esta conclusión, el equipo reunió muestras de un grupo de melanesios, de 43 con el pelo rubio y 42 con el pelo oscuro, y llevó a cabo un análisis genético para comparar sus genomas. Los resultados identificaron una región del gen responsable del cambio en el color del cabello, llamado TYRP1, que se sabe que influyen en la pigmentación en los seres humanos. Sólo que la variante encontrada en el cabello rubio de las Islas Salomón no se encuentra en el genoma de los europeos.
– “Este caso termina con cualquier noción simplista que tenemos sobre la raza “, dice el genetista Carlos Bustamante, uno de los responsables del estudio. – “Los seres humanos somos muy diferentes, y esto es sólo la punta del iceberg.”
Los melanesios tienen la piel oscura y el pelo color platino como el de un nórdico. Una nueva investigación explica la causa de su aspecto singular
Entre los melanesios, los nativos de las islas Salomón, en el Pacífico sur, es común tener un aspecto sorprendente. La piel de todos ellos es oscura, la más oscura de un ser humano fuera de África, pero muchos nacen con un rubio brillante propio de un escandinavo. Los isleños con cabello claro alcanzan el 10% de la población, la mayor prevalencia fuera de Europa. Hasta ahora se desconocía qué provocaba esta peculiar apariencia. Muchos consideraban que se trataba de un rasgo transmitido por los exploradores y comerciantes europeos que visitaron las islas en los siglos precedentes, pero una nueva investigación publicada en la revista Scienceha conseguido desentrañar el misterio. Se trata de una variante genética única que afecta a este grupo humano en concreto y que no tiene nada que ver con el gen que causa los cabellos rubios en los europeos.
A nivel mundial, el pelo rubio es poco frecuente. Solo es habitual encontrarlo en el norte de Europa y, fuera del continente, en Oceanía, lo que incluye las Salomón y las islas vecinas. Allí, entre un 5 y un 10% de la población es rubia, la misma frecuencia que, por ejemplo, caracteriza a la población en Irlanda. Semejante mezcla se creía fruto del mestizaje. Los mismos melanesios, más originales, explican el color platino o dorado de su pelo por una exposición prolongada al Sol o una dieta rica en pescado.
Interesados por los hermosos patrones discordantes de la pigmentación de los isleños, los científicos del Centro de Análisis Causal en Epidemiología Traslacional, de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (EE.UU.) tomaron muestras de un grupo de nativos de Melanesia, 43 con el pelo rubio y 42 con el pelo oscuro, y llevó a cabo un análisis genético para comparar sus genomas. No fue fácil tomar las muestras: gran parte de las islas Salomón está poco desarrollada, sin carreteras, electricidad ni teléfonos. Además, es una de las naciones con mayor diversidad lingüística del mundo, se hablan decenas de lenguas. Se pidió a los nativos que escupieran en pequeños tubos para proporcionar la saliva que se utilizaría para la extracción de ADN. A pesar de los problemas, en el lapso de un mes se recogieron más de 1.000 muestras.
Un gen independiente
Los investigadores quedaron fascinados por la ubicuidad del pelo rubio, especialmente entre los niños. Cuando analizaron las muestras, descubrieron de inmediato una única señal muy fuerte en el cromosoma 9, que representa el 50% de la variación en el color del pelo de los melanesios.
El equipo llegó a identificar el gen responsable, llamado TYRP1, que codifica una proteína relacionada con tirosinasa, una enzima previamente reconocida por influir en la pigmentación en ratones y seres humanos. Otros estudios revelaron que la variante particular responsable del pelo rubio en las islas Salomón está ausente en el genoma de los europeos.
Esto significa que la característica humana del pelo rubio se originó de forma independiente en la región ecuatorial de Oceanía, algo que los científicos consideran «inesperado y fascinante». El hallazgo «subraya la importancia de realizar estudios genéticos en poblaciones aisladas», afirma Carlos D. Bustamante, profesor de genética de Stanford. «Si vamos a diseñar la próxima generación de tratamientos médicos que utilizan la información genética y no tenemos un espectro muy amplio de las poblaciones incluidas, podríamos beneficiar desproporcionadamente a algunas poblaciones y perjudicar a otras»
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