Carne y Cambio Climático

La ganadería industrial es la principal causante del deterioro ambiental. Una transición global hacia la alimentación vegetariana es la solución más eficiente.

Según el artículo realizado por dos consejeros ambientales del Banco Mundial en la publicación de Noviembre/Diciembre de 2009 de la revista “Reloj Mundial”, el sector ganadero es responsable de al menos el 51% de GHGS. En 2006 un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) titulado “La larga sombra del ganado”, indicó que la producción agrícola destinada a los animales es responsable de más GHGS (en equivalentes CO2) que todos los coches, aviones, barcos y demás medios de transporte juntos en todo el mundo.  

La situación se augura aún peor, si las tendencias actuales siguen, la producción de carne global se duplicaría hacia 2050, con el aumento asociado de GHGS y la negación de los efectos de muchos cambios positivos, lo cual haría muy difícil, si no imposible, alcanzar las reducciones GHGS que los expertos de clima creen esenciales para evitar los peores efectos del cambio climático.

La cría intensiva tiene como resultado una población ganadera demasiado grande. En suma, las 5 especies más usadas para consumo triplican la población humana. Existe 1 vaca por cada 5 personas, 1 oveja por cada 6 personas, 1 cerdo por cada 7 personas, 1 cabra por cada 8 personas y 2.5 pollos por cada persona. Para alimentar a todos esos animales se requieren cantidades ingentes de cereales, granos, semillas y pastos. Las tierras de cultivo se hacen insuficientes y es así como la industria ganadera recurre a la deforestación de selvas y bosques, generando millones de toneladas de CO2.

El proceso digestivo de las más de 1,000 millones de vacas genera el 37% del total del metano inducido por el humano; este gas es 23 veces más potente que el CO2. Las heces de las vacas contienen altas cantidades de óxido nitroso, un gas 296 veces más potente que el CO2, y la orina y heces de los 17,000 millones pollos generan el 64% del amonio inducido por el humano, un elemento químico que causa la lluvia ácida.

Por si fuera poco, transportar y mantener en refrigeración las cientos de toneladas de carne, leche y huevos que se producen cada año, implica un enorme gasto de combustibles fósiles y energía eléctrica.

La ganadería industrial es responsable del 90% de la deforestación de la Amazonia, principal pulmón del mundo. Esto debido a la extensión de pastizales y cultivos forrajeros para alimentar una creciente población de ganado. Información brindada por la Comisión Nacional Forestal mediante el sistema de solicitud de información, nos dice que el 60% de la deforestación en México se debe al cambio de uso de suelo con fines pecuarios.

Esto repercute negativamente en el equilibrio de los ecosistemas; 15 de 24 ecosistemas que brindan importantes servicios ambientales están en declive, y un análisis de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la prestigiosa Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) muestra que la mayoría de las especies amenazadas en el mundo se ven sometidas a pérdidas de hábitats debido a la actividad ganadera.

La ganadería es probablemente la principal causa de contaminación del agua debido a todos los desechos que vierte en ríos, lagos, lagunas y océanos, como heces, hormonas, antibióticos, fertilizantes, pesticidas, químicos usados en curtiembres, etc. Según la Comisión Nacional del Agua, el sector pecuario representa el 50% del uso del agua en México, cuando el uso doméstico ocupa sólo un 14% y la producción de vegetales para alimentar humanos un 20%.

En total, a la producción ganadera se destina el 70% de la superficie agrícola y el 30% de la superficie terrestre del planeta. Mientras un 30% de la población humana en el mundo padece hambre o desnutrición, la ganadería ocupa la mitad de la producción de granos y cereales a nivel mundial, derrochando así recursos naturales como gas, agua o suelo.

Para producir un kilo de carne se requieren 7 kilos de cereal, pero si este cereal se destinara directamente al humano podría terminarse con la hambruna y la desnutrición en todo el mundo.

La industria ganadera y sus intereses económicos influyen tanto como el gusto de las personas por comer carne, leche y huevos. Éstas son las probables causas por las cuales muchos líderes no se atreven a abordar el tema como la magnitud del mismo lo requiere.

Pese a ello, la ONU considera que la principal solución a los problemas ambientales es la reducción de la población ganadera. Para lograrlo es indispensable que la sociedad transite hacia una dieta libre de productos animales, o que por lo menos reduzca la ingesta de los mismos. La dieta vegetariana supone la principal solución ecológica y tiene grandes beneficios para la salud humana y el respeto hacia los animales.

Esperar a que los líderes mundiales nos salven de una catástrofe ambiental quedará sólo en eso, en esperar. Es hora de tomar una postura activa y emprender acciones que beneficien a la naturaleza. Tanto la salud del  planeta como la propia, comienzan en la mesa.

5 maneras en que la carne está matando al planeta


Cuando escuchamos a cerca de los horrores de la ganadería industrial – la polución, los desechos, las miserables vidas de billones de animales – es difícil no sentir cierto remordimiento y concluir que deberíamos comer menos carne.


Cuando escuchamos a cerca de los horrores de la ganadería industrial – la polución, los desechos, las miserables vidas de billones de animales – es difícil no sentir cierto remordimiento y concluir que deberíamos comer menos carne.

Sin embargo, la mayoría de nosotros probablemente no lo hará. En cambio, murmuraremos algo sobre lo sabrosa que es, que "todo el mundo" la come, y que sólo compramos "carne alimentada con pasto".

Durante el próximo año, más de 50.000 millones de animales terrestres serán criados y sacrificados para alimento en todo el mundo. La mayoría de ellos serán criados en condiciones de sufrimiento innecesario, además de dañar a la gente y al medio ambiente de manera significativa.

Esto plantea serios problemas éticos. Hemos compilado una lista de argumentos en contra de comer carne para ayudarte a decidir por sí mismo qué poner en tú plato.

1. El impacto ambiental es enorme

La ganadería deja una huella ecológica inmensa. Contribuye a la degradación de la tierra y el agua, a la pérdida de biodiversidad, a la lluvia ácida, la degeneración de arrecifes de coral y la deforestación.

Donde se refleja más claramente este impacto es en el cambio climático - la ganadería contribuye con el 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el ser humano en el mundo, aunque esa cifra se dispara sobre el 51% si sumamos las emisiones de industrias relacionadas y el efecto multiplicador que tienen gases como el metano. Esto es más que todas las emisiones de barcos, aviones, camiones, automóviles y todos los demás transportes juntos.

El cambio climático por sí solo plantea múltiples riesgos para la salud y el bienestar a través del aumento de riesgo de fenómenos meteorológicos extremos - como inundaciones, sequías y olas de calor - y se ha descrito como la mayor amenaza para la salud humana en el siglo XXI.

Reducir el consumo de productos animales es esencial si queremos cumplir con los objetivos mundiales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero - que son necesarios para mitigar los peores efectos del cambio climático.

2. Requiere cantidades inmensas de grano, agua y tierra

La producción de carne es muy ineficiente - esto es particularmente cierto cuando se trata de carne roja. Para producir un kilogramo de carne se necesitan 25 kilogramos de grano - para alimentar al animal - y aproximadamente 15.000 litros de agua. El cerdo es un poco menos intensivo y el pollo aun menos.

La magnitud del problema también se puede ver en el uso de la tierra: alrededor del 30% de la superficie terrestre se utiliza actualmente para la ganadería. Dado que los alimentos, el agua y la tierra son escasos en muchas partes del mundo, esto representa un uso ineficiente de los recursos.

3. Daña a los pobres del mundo

Alimentar con grano al ganado aumenta la demanda mundial y sube los precios de los cereales, haciendo más difícil para los pobres del mundo alimentarse a sí mismos. En cambio, el grano podría utilizarse para alimentar a las personas, y el agua utilizada para regar los cultivos.

Si todos los cereales se utilizaran para alimentar a los seres humanos en lugar de los animales, podríamos alimentar a 3.500 millones de personas más. En resumen, la ganadería industrial no sólo es ineficiente, sino también injusta.

4. Provoca sufrimiento animal innecesario

Si aceptamos, como muchas personas hacen, que los animales son criaturas sintientes cuyas necesidades e intereses importan, entonces debemos asegurarnos de que estas necesidades e intereses son por lo menos mínimamente cumplidos y que no los hacemos sufrir innecesariamente.

La ganadería industrial queda muy por debajo de esta norma mínima. La mayor parte de la carne, los productos lácteos y los huevos se producen de manera que ignoran total o completamente el bienestar de los animales - al no proporcionar suficiente espacio para moverse, entrar en contacto con otros animales y acceder al aire libre.

En resumen, la agricultura industrial hace que los animales sufran sin justificación.

5. Nos está haciendo enfermar

A nivel de producción, la ganadería industrial depende en gran medida del uso de antibióticos para acelerar el aumento de peso y controlar infecciones - en los Estados Unidos, la industria ganadera consume el 80% de todos los antibióticos vendidos.

Esto contribuye al creciente problema de salud pública de resistencia a los antibióticos. Se calcula que más de 23.000 personas mueren cada año en los Estados Unidos solamente por bacterias resistentes. Mientrss esta cifra continua creciendo, resulta difícil exagerar la amenaza de esta crisis emergente.

El alto consumo de carne - especialmente de carne roja y procesada - típico en la mayoría de los países industrializados ricos, está relacionado con mala salud, incluyendo enfermedades del corazón, derrames cerebrales, diabetes y diversos tipos de cáncer.

Estas enfermedades representan una parte importante de la carga global de enfermedades, por lo que reducir su consumo podría ofrecer considerables beneficios para la salud pública.

Actualmente, la ingesta de carne promedio para alguien que vive en un país de altos ingresos es de 200-250 gramos al día, muy por encima de los 80-90 gramos recomendados por las Naciones Unidas. Cambiar a una dieta más basada en plantas para el 2050, podría salvar hasta 8 millones de vidas al año en todo el mundo y producir unos ahorros relacionados con la salud y evitar los daños causados por el cambio climático de hasta 1,5 billones de dólares.

Fundamentalmente, es poco ético

La mayoría de la gente está de acuerdo en que, como regla básica, una acción que promueve la felicidad general de los demás es moralmente buena, mientras que una acción que causa daño o sufrimiento sin una buena justificación es moralmente incorrecta.

Comer carne es incorrecto no porque haya algo especial en los cerdos o los pollos o los perros o los gatos, sino por los daños que causa, ya sea porque el daño se causa a los animales, a seres humanos, o al medio ambiente en general.

La mayoría de las personas que viven en países industrializados tienen una elección dietética históricamente sin precedentes. Y si nuestras necesidades nutricionales ahora se pueden satisfacer con el consumo de alimentos menos dañinos, entonces deberíamos elegir estos en lugar de alimentos que sabemos que causan más daño.

El verdadero coste de la carne. Entrevista a Robert Lawrence.

Cada americano consume asombrosamente 100 quilos de carne cada año, esto equivale a medio filete por persona al día.

Este hecho preocupa a Robert Lawrence ya que una dieta sustanciosa con tantas calorías provinentes de grasas saturadas deja de lado los cereales, vegetales y frutas mucho más saludables. Pero como dijo a Liz Else, está ocupado en proporcionar el lastre académico para una campaña nacional para salvar el país de si mismo. Pero afortunadamente para él, es optimista.

¿Cómo se llama la campaña? ¿Puede cambiar realmente la forma de comer de los americanos?
Se llama “Lunes sin carne”, el nombre viene de la primera guerra mundial cuando se usaba como frase pegadiza para ayudar a la gente a vivir con racionamiento. De alguna manera estamos haciendo lo mismo pero es un racionamiento voluntario en un momento en que el ciudadano medio está “comiendo” 800 quilos de cereales al año comparados con los 250 de China. Nuestros cereales alimentan a los animales, principalmente a las vacas, donde un quilo de carne de vaca conlleva alrededor de 7 quilos de cereales para producirlo. Y sí, la industria alimentaria es enorme pero yo creo realmente que la verdad finalmente se sabrá y cuantos más y mejores datos tengamos mejor podremos persuadir a la gente para cambiar su conducta o incluso más importante, utilizar su conducta para cambiar la política.

¿Por qué los lunes?
¡Nos gusta como suena! Pero también porque la gente hace excesos los fines de semana y así es un modo diferente de empezar la semana.

¿Cómo funciona el “Sin carne”?
Básicamente no hay que comer carne roja, cerdo o aves de corral.

¿Cual fue la motivación?
Quizás porque tuve a mi primer nieto y empecé a preocuparme por el futuro. Empecé a pensar mucho más en qué intervenciones políticas podría desarrollar que integraran la salud humana con la salud del ecosistema. Después de todo, conocemos desde hace años la importancia de los efectos del medioambiente, empezando con el barrido de chimeneas de Londres en el siglo XVIII que provocó cáncer escrotal porque fueron expuestos a los alquitranes del hollín. Pero el medioambiente como algo que se relaciona íntimamente con la salud de la población entera no se ha explorado con mucha profundidad. Se relaciona particularmente con las ideas de la seguridad del alimento, cómo estamos utilizando la tierra de labrantío y regamos, y cómo la producción del alimento contribuye a las injusticias en la seguridad en todo el mundo así como en nuestra propia sociedad.

Todo esto es altamente político.
Oh, altamente político. La industria agrícola y el sector alimenticio tienen mucho poder político.

¿Podría ser tan resistente como la industria del tabaco?
Bien, hay un grupo llamado el Centro para la Libertad del Consumidor en los EEUU que es un frente para la industria del tabaco, la Asociación del Cattlemen, la Asociación de Productores de Cerdo, la Asociación de Productores de la Leche, la Sección del Huevo etcétera. Nos han declarado aquí en la escuela de la salud pública "extremistas ambientales" porque estamos hablando de la seguridad del suministro de alimentos humano, yendo derechos de nuevo a la seguridad de la fuente del pienso.

¿Hay los problemas de salud ambientales asociados a la producción de carne?
Absolutamente. Un ejemplo llamativo está en nuestro propio patio trasero. Estamos observando cambios microbiológicos en la flora y la fauna en la superficie del agua en la orilla del este de Maryland, en donde mil millones pollos al año crecen. La alimentación del pollo contiene antibióticos y arsénico que se utiliza como biocida. El arsénico va a parar en lo que eufemísticamente llamamos "litera del pollo", excremento del pollo. Eso se pone detrás en los campos para hacer crecer la soja y el maíz para alimentar pollos, pero en tales cantidades el arsénico ahora está lixiviando la superficie del agua. Un colega intentó ver si esta enorme producción agrícola industrial podría explicar el arsénico en agua potable en la orilla del este y el aspecto de bacterias resistente al antibiótico debido a la exposición crónica a los niveles bajos de antibióticos.

¿Cuáles son los riesgos de hacer esta clase de investigación?
Particularmente en los EEUU la ciencia es utilizada para propósitos políticos. Algunos meses atrás, la Unión de Científicos Preocupados publicó una declaración que fue firmada aproximadamente por 60 ganadores del premio Nobel, criticando la manipulación política de datos científicos. Y cuando entras en el ambiente de los EEUU, por supuesto, lleva todos los peores aspectos de esto.

¿Qué puede hacer usted?
El Centro por un Futuro Habitable, que es donde proporcionamos el fondo académico para “Lunes sin carne”, se centra en la forma de la dieta, la producción del alimento, las relaciones entre el ambiente y la salud, con énfasis particular en los impactos ambientales y en la salud de la producción animal industrial. El animal que se cría a escala industrial aumenta el problema de la calidad del aire, por ejemplo, se libera amoníaco y otros productos químicos relacionados con la agricultura intensiva. El centro está para promover políticas proteccionistas de nuestra salud, nuestro planeta y nuestra capacidad de sostener vida en el futuro.

¿Por qué escogió la carne? ¿Por qué no bebidas gaseosas, productos lácteos, tortas o galletas?
Una razón era poder planificar la iniciativa Gente Sana 2010 de nuestro Departamento de la Salud y de los Servicios Humanos. Cada 10 años, se establecen objetivos, esta vez fue recortar los productos grasos saturados un 15 por ciento. Si calculamos, un día a la semana sin grasas saturadas de origen animal es aproximadamente este 15 por ciento. Otra razón es que debido a subsidios y otros factores, no evaluamos el coste verdadero de las cosas. La carne es un ejemplo particularmente bueno de donde no obtenemos los costes reales, como la degradación ambiental que también está dentro del precio real.

¿Pero está en contra de las sumas elevadas de dinero?
Sí, y no sólo los subsidios. Alrededor de 34 mil millones de dólares al año gastamos en el marketing del sector de los productos alimenticios y de bebidas en América. En cambio, el presupuesto social de marketing del Instituto Nacional del Cáncer para su gran campaña del “Cinco al día”, promoviendo cinco porciones de fruta y de vegetales al día, era solamente de 2 millones de dólares.

En una lucha tan desigual, un empujón debe ser importante...
Exacto. La idea de “Lunes sin carne” es conseguir algo que sea pegadizo, que la gente recuerde siempre. Lo que realmente hemos aprendido de promover la educación de la salud es que los mensajes simples y frecuentes funcionan mucho mejor que otros más complejos o, desgraciadamente, que hablar del estado del mundo desarrollado.

¿Pero no va a llegar a todas partes a menos que se una a activistas, no?
Correcto. Nos hemos juntado con un grupo en Nueva York que está basado en la campaña “Lunes sin carne”. Estamos proporcionando validación científica y tenemos personal en el centro que revisan recetas en la Web de Sin carne. El sitio (www.meatlessmonday.com) se ha diseñado especialmente para hacerlo muy accesible para todos. También trabajamos de cerca con el Centro de Acción del Recurso Global para el Ambiente en Nueva York y han estado involucrados haciendo una historieta llamada “The Meatrix”.

¿Cómo The Matrix?
Sí, pero se está haciendo énfasis en la producción animal industrial en los EEUU a través de una burla de la película. Ha ganado muchos premios y realiza un gran trabajo planteando soluciones de una manera que la gente puede identificarse.

Esto hace alusión al lado oscuro de la producción animal...
Sí, puede llegar a ser absolutamente oscuro. Tenemos un par de estudios acerca de la industria del pollo después del huracán Floyd. En todas las grandes granjas de cerdos en Carolina del Norte, sus estanques sépticos abiertos se desbordaron a causa del huracán. 23 de los 26 sistemas de río en Carolina del Norte fueron contaminados con basura animal originaria de la industria del cerdo. Hay 11 millones de cerdos en Carolina del Norte y 7,5 millones de personas y cada cerdo produce cerca de cinco veces los deshechos de un ser humano.

¿Están mejorando las cosas? ¿Cuántos animales se matan en los EEUU?
Ahora tenemos una población de 286 millones y matamos y consumimos a 9 mil millones de animales al año, 35 millones de cabezas de ganados, 100 millones de cerdos y 8 mil millones de pollos y pavos. En términos de la consumición total de carne, el varón americano medio consume dos veces lo que el Ministerio de Agricultura de los EEUU recomienda y la mujer americana media cerca de 1,6 veces. Incluso más que los países que más comen carne de Europa.

¿Entonces, qué opina de la carne?
No importa como de magra sea la carne, usted todavía tomará grasa saturada, y la proporción de grasas saturadas de la dieta americana es muy alta, mucho más de lo que debería ser. El tema del colesterol y de la grasa saturada ya lleva mucho tiempo y la industria de la carne dice que llevan 30 o 40 años criando ganados más magros. Pero cuando hablan de carne más magra, no reconocen las cantidades extensas de carne de vaca consumidas en forma de hamburguesa y que tiene aproximadamente un 50 por ciento de grasa. De hecho, toman la carne que no se utiliza para los filetes y las tiradas, la parte que levanta preocupaciones por BSE. Algo de esa carne es absolutamente magra, pero después tomaran grasa recortada, lo molerán y lo agregaran de nuevo a la carne de modo que los bocadillos de carne de vaca en McDonalds, Wendy o el Burger King conserven un poco de humedad y jugos ya que un bocadillo de carne magra resultaría bastante seco.

¡Eso suena contradictorio!
Se contradicen. Por una parte la industria dice: "Solamente se puede comer una porción de 3 onzas de carne de vaca magra que tiene pocas calorías, menos calorías de grasa que porciones de otras cosas." Pero si usted va a un restaurante americano, y le traen 3 onzas, serían del tamaño de una cubierta de cartas para jugar. El cliente diría: "¿Es todo lo que voy a recibir?" Una porción típica es 12, 14 o 16 onzas. Enorme.

¿Pero eso no puede ser bueno?
Nuestro sistema de agricultura produce 3900 calorías para cada hombre, la mujer y el niño en los EEUU cada día y puesto que necesitamos solamente cerca de 2400 calorías de media, ¿qué va a hacer con ese exceso? ¡Bien, usted será de tallas grandes, la gente o lo malgastará y por lo tanto habrá esos tremendos deshechos o la consumirá y ganará cintura!
Otro gran problema de comer grasas de origen animal es el de los agentes contaminadores orgánicos que viajan en la capa grasa de tejidos finos. Tanto dioxinas, PCBs como pesticidas están presentes en el suministro de alimentos. Cerca del 30 por ciento de pienso para los cerdos y las vacas son grasa animal reciclada. Entonces hay desórdenes endocrinos, hormonales y de los promotores del crecimiento usados en la industria de la carne de vaca y cada vez más en otros productos de origen animal. Necesitamos mucho más datos, pero los actuales sugieren que estos desórdenes de la endocrina desempeñan un papel fundamental en la disminución de la edad de la primera menstruación que explica el aumento continuado en el cáncer de pecho comparado con otros cánceres.

¿Y acerca de la intoxicación alimenticia?
Tenemos cerca de 75 millones cada año de casos de enfermedad diarreica producida por los alimentos en los EEUU. 75 millones de casos de 286 millones de americanos es realmente mucho.

¿Los problemas por comer carne se evidencian de otro modo?
Dejando a un lado la epidemia de la obesidad, los americanos eran las personas más altas y más delgadas del mundo y ahora estamos siendo colectivamente más bajos también.

¿Más bajos?
Hay mucha especulación pero parte de este suceso se debe en los bajos valores nutricionales. Esto no es diferente a lo que sucedió en el pasado. Mi tío, por ejemplo, que creció en el valle de Rhondda en País de Gales del sur era apenas 5 pies de alto. Él era un objetor de conciencia en la primera guerra mundial y sirvió en el cuerpo de ambulancia. El hombre alistado medio en el ejército británico era cuatro pulgadas más bajo que el oficial medio. ¡Mi padre era el más alto de su familia en 5 pies y 3 pulgadas, y el mayor de mis hermanos es igual de alto que yo, 6 pies, así que en el instituto tuvimos que aguantar todas esas bromas sobre el lechero alto porque nos veían a mi hermano y a mi con nuestros padres!

¿Pero los americanos son más bajos en la actualidad?
Quizás estemos retrocediendo, viendo algunas manifestaciones reales de esta dieta americana degradada.

¿Cómo poder transmitir mensaje a través a los oficiales del gobierno?
Recientemente he presidido una sección en el Instituto de Medicina sobre dioxina en el suministro de alimentos. Fue patrocinado, como la mayoría de cosas del Instituto de Medicina de la Academia Nacional de las Ciencias lo están, por el Ministerio de Agricultura de los EEUU; la Administración de Alimentos y Drogas; la Agencia de Protección del Medio Ambiente y por la Agencia de Sustancias Tóxicas y Registro de la Enfermedad de los Centros para el Control de la Enfermedad. Cuando conocimos a siete u ocho personas de estas agencias y les dijimos lo que íbamos a decir en la rueda de prensa, el EPA y la gente de ATSDR se mostraron muy conformes, el FDA estuvo un poco más preocupado pero el USDA se mostró realmente enojado.

¿Por qué?
Tienen esta situación completamente insostenible donde parte de su trabajo es recomendar a la gente americana sobre la dieta y la otra promover el sector agrícola de los EEUU. Estaban muy, muy preocupados por las recomendaciones que íbamos a hacer ya que creían que les conllevaría grandes problemas políticos para ellos.

¿Lo cree?
Una de las cosas que dijimos era que los almuerzos de escuela necesitaban ser modificados drásticamente para reducir la grasa de origen animal ya que aquí es donde se acumulan las dioxinas y otros productos químicos están acumulando aún no ha sucedido nada.

Nos conviene acercarnos cada vez más a la alimentación vegetariana

El economista estadounidense Jeremy Rifkin reflexiona en este artículo sobre las bondades de la alimentación vegetariana.

Aunque hay creciente preocupación por los cientos de millones de automóviles, ómnibus, camiones, aviones y trenes que escupen dióxido de carbono a la atmósfera, calentando el planeta y amenazando con un cambio fundamental en el clima de la Tierra, se pasa por alto una fuente aún más solapada de gases que producen calentamiento global. Quizá el lector se sorprenda al enterarse de que la carne que ponemos sobre nuestra mesa es ahora la culpable número uno del cambio climático mundial.

Según un nuevo informe elaborado por la Organización de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas (FAO), el ganado genera el 18 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. Este porcentaje no sólo abarca el transporte. Aunque el ganado —sobre todo el vacuno— produce el 9 % del dióxido de carbono derivado de la actividad relacionada con el hombre, genera una proporción mucho mayor de nocivos gases de efecto invernadero. El ganado origina el 65 % de las emisiones de óxido nitroso relacionadas con el hombre.

El óxido nitroso tiene casi 300 veces el efecto de calentamiento global del dióxido de carbono. La mayoría de las emisiones de óxido nitroso provienen del estiércol. El ganado también emite el 37 % de todo el metano inducido por el hombre —gas que tiene 23 veces más impacto que el dióxido de carbono en el calentamiento terrestre.

Actualmente, el ganado ocupa el 26 % de la superficie terrestre libre de hielo. Más de un tercio de la tierra cultivable del mundo se utiliza para producir granos forrajeros para animales en lugar de granos alimentarios para los seres humanos.

Tradicionalmente, el ganado se alimentaba en las tierras de pastoreo. Fue recién en el siglo XX cuando empezamos a convertir vastas extensiones de tierra cultivable que producían granos alimentarios en tierras de producción de forraje para que los consumidores más acaudalados pudieran comer carne de animales alimentados con él. Al haber más tierras dedicadas al cultivo de forraje, millones de los seres humanos más pobres del mundo han sido relegados a tierras más marginales o desarraigados por completo, lo que les dificulta cada vez más mantener una ingesta calórica diaria siquiera modesta.

El ganado vacuno por sí solo literalmente está devorando ecosistemas enteros. Gran parte de las selvas tropicales que aún existen en lugares como el Amazonas está siendo talada para hacer lugar a las tierras de pastoreo. Al mismo tiempo, la tierra cultivable de todo el mundo se erosiona debido a la tala excesiva, y el agua dulce que queda en el mundo se contamina con los desechos animales y los pesticidas.

En el futuro, el problema se agravará. La FAO calcula que la producción mundial de carne se habrá duplicado en 2050, con consecuencias potencialmente catastróficas para la biosfera del planeta.

La FAO también enumera correctivos que incluyen métodos de conservación del suelo más eficaces, mejoramiento de la dieta animal para reducir las emisiones de metano y elevar la eficiencia de los sistemas de irrigación.

Las soluciones de la FAO parecen casi risibles porque no abordan la cuestión central. El problema es que hay más seres humanos que se alimentan en un punto más alto de la cadena alimenticia de la Tierra, con dietas muy centradas en la carne, a expensas del bienestar del planeta. ¿Por qué entonces en el estudio sólo se alude tangencialmente a una dieta más vegetariana y no se formulan recomendaciones para reducir el consumo de carne?

Quizá la razón sea que la industria mundial de la ganadería es el sector de más rápido crecimiento de la agricultura mundial. Da empleo a 1.300 millones de personas y representa el 40 por ciento de la producción agrícola mundial.

La industria ganadera emplea el equivalente a casi cuatro litros de nafta para producir medio kilo de carne vacuna engordada a corral en los Estados Unidos. Para satisfacer los requerimientos anuales de carne vacuna de una familia tipo —aproximadamente 120 kilos— se debe consumir unos mil litros de combustibles fósiles. Cuando ese combustible se quema, libera más de 2,5 toneladas de dióxido de carbono adicional hacia la atmósfera —tanto dióxido de carbono como el que emite un auto promedio en seis meses de uso normal—.

Naturalmente, la reacción inmediata al más mínimo reclamo de reducción del consumo de carne en la dieta es que los seres humanos son carnívoros y necesitan carne para mantenerse sanos. No es cierto. Los Homo sapiens somos omnívoros. Como nuestros parientes más cercanos, los chimpancés, hemos evolucionado para basar nuestra alimentación en frutas frescas y verduras con un consumo de carne sólo ocasional. Aunque la carne es parte de la dieta, hasta el siglo XX era más un condimento que un plato principal.

¿Pero acaso no necesitamos la proteína adicional que contiene la carne para llevar una vida sana? En realidad, el estadounidense promedio ya consume mucha más proteína de la que puede absorber el cuerpo. Una dieta balanceada y basada en vegetales fácilmente puede proporcionar toda la proteína que necesita una persona para mantenerse sana.

Copyright Clarín y Jeremy Rifkin, 2007. Traducción de Elisa Carnelli.


La entrevista origninal está en http://www.newscientist.com/opinion/opinterview.jsp?id=ns24601
Traducción de Alex Plana - alex@animanaturalis.com


Comer menos carne y productos animales es una de las cosas más fáciles que podemos hacer para vivir más éticamente.

Fuente: https://theconversation.com/five-ways-the-meat-on-your-plate-is-killing-the-planet-76128


Fuentes:

- “La larga sombra del ganado”. FAO, 2006. 

- “La ganadería y el cambio climático”. Consejo de medio ambiente del Banco Mundial, 2009.

- “Estadísticas del agua en México”. CONAGUA, 2010. 

- “Huellas del agua en las naciones”. UNESCO, 2004. 

Comisión Nacional Forestal. CONAFOR, 2010. 

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