Dieta vegetal, sana para ti y para el planeta
El consumo de carne y de productos de origen lejano es perjudicial para la salud y para el entorno. La alternativa: comer ricas hortalizas y frutas de agricultores locales
LA TIERRA ESTÁ AL LÍMITE
Según el informe Planeta vivo de la Global Footprint Network, la huella ecológica media del ser humano es hoy de 2,6 hectáreas globales (medida que expresa la huella) por persona, cuando la capacidad del planeta es de solo 1,8.
- Consumimos recursos y generamos residuos muy por encima de la capacidad de la Tierra. Necesitaríamos un planeta y medio para asumir la demanda actual, y casi cuatro planetas si todos fuéramos estadounidenses. La huella ecológica se ha multiplicado por 2,5 desde la década de 1960. De seguir por esta senda nos dirigimos hacia el agotamiento de los recursos naturales y a consecuencias como el deshielo del casquete polar.
- Un problema de ricos: aunque se trata de una media global, si nos fijamos en países concretos podemos observar que los industrializados tienen una huella muy superior a la que tienen las zonas en vías de desarrollo. Ocupan los primeros lugares Kuwait, Qatar y los Emiratos Árabes, seguidos de Dinamarca y Bélgica. Estados Unidos se coloca en octavo lugar y España en el puesto cuarenta, con una huella ecológica media de unas 4,3 hectáreas globales por habitante, muy por encima de la media mundial. En la cola encontramos a Palestina, Haití, Pakistán o Eritrea. Son datos que reflejan una realidad injusta.
- Un impacto global: el informe de la FAO –el organismo de la ONU para la alimentación– titulado La larga sombra del ganado comienza así: «Este documento ha sido titulado deliberadamente La larga sombra del ganado buscando la manera de llamar la atención de los técnicos y del público en general sobre la gran responsabilidad que la producción animal tiene en el cambio climático, en la contaminación atmosférica, en la degradación de la tierra, del suelo y del agua, y en la reducción de la biodiversidad».
EL COSTE DE LA CARNE
El trabajo de la FAO desgrana la situación de la producción ganadera mundial y su impacto en el medio ambiente, en el avance del cambio climático, en la contaminación de acuíferos, en la biodiversidad e incluso en cuestiones políticas y sociales. Es este el informe del que se extrae el conocido y escalofriante dato de que la cría de ganado produce más gases de efecto invernadero que todos los medios de transporte juntos.
- Acaba con los árboles: el informe también apunta a la industria ganadera como responsable de gran parte de la deforestación y la pérdida de biodiversidad, pues el suelo dedicado a la producción de forrajes representa un tercio del terreno agrícola mundial.
- Ensucia y gasta el agua: es además el mayor contribuyente a la contaminación del agua gracias a los desechos de los propios animales, los antibióticos, las hormonas, los químicos usados en curtidurías... En definitiva, plantea el escenario de una producción a todas luces insostenible pero espoleada por la demanda cada vez mayor de productos cárnicos en el mundo. La industria ganadera requiere además una gran cantidad de agua para alimentar a un animal. ¿De cuánta estamos hablando? Según la Water Footprint Network, cada kilo de carne de ternera necesita 15.400 litros de agua. Un kilo de legumbres necesita, en cambio, entre 4.000 y 5.000 litros. Y el agua es un bien escaso que no podemos desperdiciar.
- Cambia el clima: los alimentos viajan una media de 3.827 km antes de llegar a nuestro plato y producen más de cuatro toneladas de CO2 –uno de los gases que calientan la atmósfera–, según el informe Alimentos kilométricos, de Amigos de la Tierra. Los que más viajan son los pescados, crustáceos y moluscos, seguidos de los piensos y del café, el té y las especias, y un poco por debajo, legumbres y frutas. Es un buen motivo para fijarnos en la procedencia de los alimentos y elegir aquellos que se hayan producido más cerca.
LA ALTERNATIVA VEGETAL
¿Hay alternativas a este despilfarro de recursos y a los desastres que causa este modelo alimentario? Sí, pero requieren cambios de estilo de vida. La dieta vegana emite la mitad de CO2 que la alimentación carnívora. Esta diferencia es suficiente para animarnos a modificar nuestro menú.
Las directrices oficiales estadodunidenses del 2015 aconsejan por primera vez por motivos ambientales y sanitarios. El planeta y nosotros necesitamos alimentos sin tóxicos, de temporada, de proximidad, sin envases innecesarios. Que se hayan obtenido de manera sostenible y sin explotación. Y que haya alimentos para todos, ahora y en el futuro.
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