El panorama - Consejos Sobre la Salud - Elena G. White



El mundo está desquiciado. Al observar el cuadro, el panorama nos parece descorazonador. Pero con una seguridad llena de esperanza el Señor les da la bienvenida a los mismos hombres y mujeres que nos causan desalientos. Descubre en ellos cualidades que los capacitarán para ocupar un lugar en su viña. Si se disponen a aprender constantemente, los transformará mediante su providencia en hombres y mujeres capaces de realizar un trabajo que no está más allá del alcance de sus posibilidades; les concederá poder de expresión mediante la impartición del Espíritu Santo.*I 25.3
Hay muchos campos áridos y no trabajados donde el mensaje debe ser llevado por principiantes. El resplandor del panorama que el Salvador observa en el mundo inspirará confianza en muchos obreros, quienes, si comienzan el trabajo humildemente y se entregan a él de corazón, serán idóneos para el tiempo y el lugar. Cristo observa toda la miseria y desesperación que hay en el mundo, cuya contemplación haría que algunos de nuestros obreros de gran capacidad se inclinaran agobiados por un peso tan grande de desánimo, que ni siquiera sabrían cómo empezar a conducir a las personas al primer peldaño de la escalera. Sus meticulosos métodos tendrían poco valor. Sería como si se pararan sobre peldaños altos de la escalera diciendo: “Suban aquí donde estamos nosotros”. Pero las pobres almas no saben dónde colocar sus pies. CSI 26.1
El corazón de Cristo se alegra al ver a los que son pobres en todo el sentido de la palabra; se alegra al ver a los que son mansos, a pesar de las vejaciones; se alegra por el hambre de justicia, al parecer insatisfecha, que algunos experimentan por no saber cómo cambiar. El recibe con agrado, por decirlo así, el mismísimo estado de cosas que desanimaría a muchos pastores. Reprende nuestra piedad equivocada dando la responsabilidad del trabajo en favor de los pobres y necesitados de los lugares difíciles de la tierra, a hombres y mujeres dotados de corazones capaces de compadecerse de los ignorantes y de los que andan descaminados. El Señor les enseña a estos obreros cómo relacionarse con aquellos a quienes desea ayudar. Se sentirán estimulados al ver que delante de ellos se abren puertas para entrar en lugares donde puedan realizar trabajo médico-misionero. Puesto que poseen muy poca confianza en sí mismos, le rinden toda la gloria a Dios. Puede ser que sus manos sean ásperas e inexpertas, pero poseen un corazón susceptible a la piedad; los embarga el ferviente deseo de hacer algo para aliviar la miseria tan abundante; y Cristo se halla presente para ayudarles. El obra a través de quienes disciernen misericordia en la miseria, y ganancia en la pérdida de todas las cosas. Cuando la luz del mundo pasa por algún lugar se descubren privilegios en todas las privaciones y aparece orden en la confusión; el éxito y la sabiduría de Dios se revelan en lo que había parecido un fracaso. CSI 26.2
Mis hermanos y hermanas, alléguense a la gente al practicar su ministerio. Levanten a los abatidos. Consideren a las calamidades como si fueran bendiciones disfrazadas, y las aflicciones, como misericordias. Trabajen de tal manera que la esperanza brote en lugar de la desesperación... 

Dios, la fuente de poder y sabiduría

Quiero decir a cada obrero: Avance con una fe humilde, y el Señor lo acompañará. Pero vele en oración. Esta es la ciencia de su trabajo. El poder es de Dios. Trabaje dependiendo de él, y recuerde que es un colaborador suyo. El es su ayudador. Su fuerza depende de él. El constituirá su sabiduría, su justicia, su santificación y su redención. 

La religión y la salud

Algunos sostienen el punto de vista de que la espiritualidad es detrimental para la salud. Esto es un engaño de Satanás. La religión de la Biblia no es detrimental para la salud del cuerpo ni de la mente. La influencia del Espíritu de Dios es la mejor medicina para la enfermedad. El cielo es todo salud; y mientras más profundamente se experimenten las influencias celestiales, más segura será la recuperación del inválido creyente. Los verdaderos principios del cristianismo se abren delante de todos como una fuente de felicidad inestimable. La religión es un manantial inagotable, en el cual el cristiano puede beber cuanto desee sin que jamás se termine.CSI 27.3
Existe una relación muy íntima entre la mente y el cuerpo. Cuando éste se ve afectado, aquélla simpatiza con él. La condición de la mente afecta la salud del sistema físico. Si la mente es libre y feliz, como resultado de una conducta correcta y por la sensación de satisfacción que se deriva de hacer felices a otros, engendra una alegría que producirá un efecto positivo sobre todo el sistema, hará que la sangre circule más libremente y tonificará todo el cuerpo. La bendición de Dios es un poder sanador, y los que son amplios en beneficiar a otros experimentarán esa bendición maravillosa tanto en el corazón como en la vida entera. CSI 28.1
Cuando las personas que han gratificado sus malos hábitos y prácticas pecaminosas se someten al poder de la verdad divina, la aplicación de dichas verdades al corazón aviva las facultades morales, que parecían haberse paralizado. El receptor posee una comprensión más enérgica y clara que antes de fundamentar su alma sobre la Roca eterna. Aun su salud física mejora al establecer su seguridad en Cristo. La bendición especial de Dios que descansa sobre el receptor es, en sí misma, salud y vigor. CSI 28.2
Los que caminan por el sendero de la sabiduría y la santificación encuentran que “la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera”. 1 Timoteo 4:8. Pueden gozar de los verdaderos placeres de la vida y no se sienten perturbados por remordimientos inútiles acerca de las horas malgastadas, ni por presentimientos tenebrosos, como sucede muy a menudo con el mundano cuando no es distraído por diversiones estimulantes. La piedad no se halla en conflicto con las leyes de la salud; más bien está en armonía con ella. El temor del Señor es el fundamento de toda prosperidad real. CSI 28.3

El amor de Cristo es un poder sanador

Cuando se recibe el Evangelio en su pureza y con todo su poder, es un remedio para las enfermedades originadas por el pecado. Sale el Sol de justicia, “trayendo salud eterna en sus alas”. Malaquías 4:2, VM. Todo lo que el mundo proporciona no puede sanar al corazón quebrantado, ni dar la paz al espíritu, ni disipar las inquietudes, ni desterrar la enfermedad. La fama, el genio y el talento son impotentes para alegrar el corazón entristecido o restaurar la vida malgastada. La vida de Dios en el alma es la única esperanza del hombre. CSI 29.1
El amor que Cristo infunde en todo nuestro ser es un poder vivificante. Da salud a cada una de las partes vitales: el cerebro, el corazón y los nervios. Por su medio las energías más potentes de nuestro ser despiertan y entran en actividad. Libra al alma de culpa y tristeza, de la ansiedad y congoja que agotan las fuerzas de la vida. Con él vienen la serenidad y la calma. Implanta en el alma un gozo que nada en la tierra puede destruir: el gozo que hay en el Espíritu Santo, un gozo que da salud y vida.—El Ministerio de Curación, 78. 

Cómo curaba Cristo

Este mundo es un vasto lazareto, pero Cristo vino para sanar a los enfermos y proclamar liberación a los cautivos de Satanás. El era en sí mismo la salud y la fuerza. Impartía vida a los enfermos, a los afligidos, a los poseídos de los demonios. No rechazaba a ninguno que viniese para recibir su poder sanador. Sabía que aquellos que le pedían ayuda habían atraído la enfermedad sobre sí mismos; sin embargo no se negaba a sanarlos. Y cuando la virtud de Cristo penetraba en estas pobres almas, quedaban convencidas de pecado, y muchos eran sanados de su enfermedad espiritual tanto como de sus dolencias físicas. El Evangelio posee todavía el mismo poder, y ¿por qué no habríamos de presenciar hoy los mismos resultados?* CSI 29.3
Cristo siente los males de todo doliente. Cuando los malos espíritus desgarran un cuerpo humano, Cristo siente la maldición. Cuando la fiebre consume la corriente vital, él siente la agonía. Y está tan dispuesto a sanar a los enfermos ahora como cuando estaba personalmente en la tierra. Los siervos de Cristo son sus representantes, los conductos por los cuales ha de obrar. El desea ejercer por ellos su poder curativo. CSI 30.1
En las curaciones del Salvador hay lecciones para sus discípulos. Una vez ungió con barro los ojos de un ciego, y le ordenó: “Vé, lávate en el estanque de Siloé... Y fue entonces, lavóse, y volvió viendo”. Juan 9:7. Lo que curaba era el poder del gran Médico, pero él empleaba medios naturales. Aunque no apoyó el uso de drogas, sancionó el de remedios sencillos y naturales. CSI 30.2
A muchos de los afligidos que eran sanados, Cristo dijo: “No peques más, porque no te venga alguna cosa peor”. Juan 5:14. Así enseñó que la enfermedad es resultado de la violación de las leyes de Dios, tanto naturales como espirituales. El mucho sufrimiento que impera en este mundo no existiría si los hombres viviesen en armonía con el plan del Creador... CSI 30.3
Estas lecciones son para nosotros. Hay condiciones que deben observar todos los que quieran conservar la salud. Todos deben aprender cuáles son esas condiciones. Al Señor no le agrada que se ignoren sus leyes, naturales o espirituales. Hemos de colaborar con Dios para devolver la salud al cuerpo tanto como al alma. CSI 30.4
Y debemos enseñar a otros a conservar y recobrar la salud. Para los enfermos, debemos usar los remedios que Dios proveyó en la naturaleza, y debemos señalarles a Aquel que es el único que puede sanar. Nuestra obra consiste en presentar los enfermos y dolientes a Cristo en los brazos de nuestra fe. Debemos enseñarles a creer en el gran Médico. Debemos echar mano de su promesa, y orar por la manifestación de su poder. La misma esencia del Evangelio es la restauración, y el Salvador quiere que invitemos a los enfermos, los imposibilitados y los afligidos a echar mano de su fuerza. CSI 31.1
El poder del amor estaba en todas las obras de curación de Cristo, y únicamente participando de este amor por la fe podemos ser instrumentos apropiados para su obra. Si dejamos de ponernos en relación divina con Cristo, la corriente de energía vivificante no puede fluir en ricos raudales de nosotros a la gente. Hubo lugares donde el Salvador mismo no pudo hacer muchos prodigios por causa de la incredulidad. Así también la incredulidad separa a la iglesia de su Auxiliador divino. Ella está aferrada sólo débilmente a las realidades eternas. Por su falta de fe, Dios queda chasqueado y despojado de su gloria. 

El médico cristiano como misionero

Aquellos que dejan que Cristo more en sus corazones amarán a las almas por las cuales él murió. Los que en verdad le aman, tendrán un fervoroso anhelo de permitir que ese amor llegue a ser aceptado y comprendido entre los demás. CSI 31.3
Me entristece ver que tan pocos tienen interés de ayudar a los que viven en la oscuridad. Que ningún creyente verdadero se conforme con vivir ociosamente en la viña del Maestro. Todo poder le fue dado a Cristo en el cielo y en la tierra, y él impartirá su poder a sus seguidores, para realizar la magna tarea de hacer que los hombres se alleguen a él. El anima constantemente a sus instrumentos humanos, para que realicen la obra del cielo en todo el mundo y les promete estar con ellos todos los días hasta el fin del mundo. Las inteligencias celestiales—que son “millones de millones” (Apocalipsis 5:11)—son enviadas como mensajeros para que se unan con las fuerzas humanas en la salvación de las almas. ¿Por qué la fe en las grandes verdades que predicamos no enciende un propósito fervoroso en el altar de nuestros corazones? ¿Por qué, me pregunto, en vista de la grandeza de estas verdades, no todos los que profesan creer en ellas se sienten inspirados con un celo misionero, un celo que debe caracterizar a todos los obreros de Dios?* CSI 32.

¿Quién dirá: “envíame a mí”?

Se necesita hacer el trabajo de Cristo. Que las personas que creen en la verdad se consagren al servicio de Dios. Deberían haber cientos de feligreses empeñados en la obra misionera allí donde ahora hay unos pocos solamente. ¿Quién comprenderá la importancia y la grandeza divina de la invitación? ¿Quién se negará a sí mismo? Cuando el Salvador llame a los obreros, ¿quién dirá: “Heme aquí, envíame a mí”? CSI 32.2
Se necesitan obreros tanto en este país como en el extranjero. En nuestro vecindario hay una obra que realizar que muchos descuidan extrañamente. Todos los que han gustado “la buena palabra de Dios, y las virtudes del siglo venidero” (Hebreos 6:5) tienen un trabajo que hacer en sus propios hogares y entre los vecinos. Se debe proclamar el Evangelio de salvación entre las gentes. Toda persona que ha sentido el poder de Cristo en su corazón se transforma en un misionero. A los amigos se les debe hablar del amor de Dios. Cada uno puede anunciar dentro de su propia iglesia lo que el Señor significa para él: su Salvador personal; este testimonio, presentado con sencillez, será de mayor provecho que el más elocuente discurso. Además hay una gran obra que hacer, en tratar a los demás con justicia y en humillarse para andar delante del Señor. Los que trabajan dentro de su propio ambiente están ganando una experiencia que los capacitará para llevar a cabo mayores responsabilidades. El trabajo misionero que se hace en el país donde uno vive, prepara al cristiano para la realización de una obra mayor en el extranjero. 

El cuidado del enfermo

¿Cómo se puede realizar el trabajo del Señor? ¿Cómo se podrán alcanzar esas almas que se pierden en la medianoche de las tinieblas? Tenemos que hacerle frente al prejuicio; es difícil trabajar con una religión corrompida. Los mejores métodos de trabajo deben considerarse con oración. Hay una forma en que muchas puertas se abrirán ante el misionero. Aprenda él a trabajar inteligentemente en favor de los enfermos, como enfermero o enfermera; o aprenda a tratar las enfermedades, como médico; y si se mantiene lleno del Espíritu Santo, ¡cuán vasto campo de servicio no se le presentará! CSI 33.1
Cristo es el Salvador del mundo. Durante su ministerio terrenal, los enfermos y los afligidos fueron el objeto especial de su compasión. Cuando envió a sus discípulos, los comisionó para que sanaran al enfermo tanto como para predicar el Evangelio. Cuando envió a los setenta, también les ordenó que curaran a los enfermos, mientras predicaban que el reino de Dios estaba cerca. Primero debían atender la salud física, para que se abriera el camino y la verdad llegara a sus almas. 

El método de evangelismo de Cristo

El Salvador dedicó más tiempo y energías a la curación de los enfermos que a la predicación del Evangelio. El último encargo que les dio a los apóstoles—sus representantes en la tierra—fue que impusieran las manos sobre los enfermos, para sanarlos. Y cuando el Maestro vuelva, recompensará a los que hayan visitado a los enfermos y aliviado las necesidades de los afligidos. CSI 34.1
Nuestro Salvador experimentaba una tierna simpatía por los pobres y dolientes. Y si nosotros somos seguidores de Cristo debemos cultivar también la compasión y la simpatía. El amor por la humanidad doliente debe reemplazar a la indiferencia por la aflicción humana. La viuda, el huérfano, el enfermo y el moribundo, siempre necesitarán que se les ayude. Entre ellos existe una dorada oportunidad para proclamar el Evangelio y para poner en alto el nombre de Jesús, la única esperanza y consolación del ser humano. Cuando la persona que sufre obtiene sanidad, y se ha demostrado un interés viviente por el alma afligida, entonces el corazón se abre y se puede derramar el bálsamo celestial sobre él. Si acudimos a Jesús y obtenemos de él conocimiento, fortaleza y gracia, podremos impartir su consuelo a los demás, porque el Consolador está con nosotros. CSI 34.2
Habrá que vérselas con una gran cantidad de prejuicios, celo falso y piedad fingida, pero tanto en este país como en el extranjero hay más almas que Dios ha estado preparando para recibir la semilla de la verdad de lo que nos podemos imaginar. Estas recibirán gozosamente el mensaje que se les presente. CSI 34.3
No debe existir deshonestidad en la vida del obrero. Aunque el error es peligroso para cualquiera, aunque se cometa por equivocación, la hipocresía en la proclamación de la verdad es fatal. 

Trabájese con fervor entusiasta

No debemos ser espectadores ociosos de las escenas impresionantes que se llevarán a cabo en preparación de la segunda venida de nuestro Señor. Debemos desplegar el valor y el entusiasmo del soldado cristiano. El que no está con Cristo, es su enemigo. “El que conmigo no recoge, desparrama”. Mateo 12:30. En los libros del cielo la inactividad se considera como una obra contraria al trabajo de Cristo, porque produce el mismo fruto de la hostilidad abierta. Dios llama a obreros activos. CSI 35.1
Mientras más claramente observen nuestros ojos las maravillas del mundo del futuro, más profunda será nuestra solicitud por los habitantes de este mundo. No podemos ser egoístas. Vivimos en una época especial de conflicto entre los poderes de la luz y las tinieblas. Sigamos adelante; dejemos que nuestra luz brille; difundamos sus rayos por todas partes. Cristo y sus mensajeros celestiales colaborarán con las agencias humanas para terminar el trabajo que ha quedado inconcluso. Dejamos de brillar cuando abandonamos nuestros puestos y no demostramos interés por los demás, porque nos gusta la comodidad y preferimos no incomodarnos. Si nos portamos de esta manera, ¡qué tremenda será la culpa, y cuán terribles las consecuencias! CSI 35.2
Algunas personas deben prepararse para llegar a ser médicos misioneros y enfermeras cristianos. Las puertas se abrirán y estos fieles hijos de Dios podrán trabajar entre las clases altas y las bajas. Toda influencia se debe consagrar a esta tarea. De la obra misionera que se realice aquí debe surgir una cadena de luces ardientes que circunden la tierra; cada voz debe proclamar: “El Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga: y el que quiere, tome del agua de la vida gratuitamente”. Apocalipsis 22:17. 

Efectos de hábitos equivocados

Entre los profesos cristianos del mundo existe ahora muy poca fortaleza moral. Muchos han acariciado hábitos equivocados y las leyes físicas y morales se han descuidado hasta el punto en que la virtud y la piedad generales son extremadamente bajas. Los hábitos equivocados rebajan las normas de la salud física y entorpecen las fuerzas mentales y espirituales. La complacencia de los apetitos y pasiones desnaturalizados ejerce una influencia poderosa sobre el sistema nervioso del individuo. Los órganos animales se fortalecen, mientras que las fuerzas morales van perdiendo su vigor. Es imposible que una persona intemperante sea cristiana al mismo tiempo, porque sus facultades superiores llegan a ser esclavas de las pasiones.—Testimonies for the Church 3:51. 

Un mundo no amonestado

Hay una enorme tarea delante de nosotros, el trabajo final de dar el último mensaje de amonestación de Dios a un mundo pecador. ¿Pero qué hemos hecho para dar este mensaje? Les ruego que consideren los muchísimos lugares donde ni siquiera hemos entrado. Observen a nuestros obreros que continúan recorriendo el mismo camino mientras alrededor de ellos se halla un mundo descuidado, sumido en la corrupción y la impiedad: un mundo que aún no ha sido amonestado. Para mí este es un cuadro terrible. ¡Qué indiferencia más asombrosa manifestamos hacia las necesidades de un mundo que perece!—Testimonios para la Iglesia 7:102-103. CSI 36.2

Comentarios

Entradas populares

Beneficios del jugo de apio y sus contraindicaciones

Ajo y limón para limpiar las arterias y reducir el colesterol

Libro: Plantas Medicinales Poderosas: Conoce las Propiedades Curativas de mas de 165 Plantas de las mas Conocidas de Nuestros Paises que Poseen Enorme Poder Medicinal (Spanish Edition)

Como limpiar el intestino para mejor salud lo llaman "el segundo cerebro" Por que?

Un Básico y Poderoso Alimento Anticancerígeno

Moderse las uñas es perjudicial

Qué pasa si te cortas con un hierro oxidado me debo vacunar contra el tetano?

¿Para qué sirve tomar té de romero con canela?

Beneficios de la Arúgula

Jugos y licuados para las cataratas