Helado vegano de pistacho
Éste es un helado muy cremoso, dulce y con delicioso aroma a pistacho que, al igual que el helado con caramelo de dátiles, es muy sencillo de preparar y no necesita heladera para su elaboración.
El pistacho es un fruto que proviene de oriente, concretamente de Siria, aunque históricamente también ha tenido siempre gran presencia en otras regiones como Grecia, Palestina, Turquía oriental y Medio Oriente, la India occidental y Asia central.
Es un ingrediente muy valorado por sus múltiples posibilidades, pues da un toque muy especial a los platos, ya sean éstos salados o dulces, como en este caso.
El sabor de este helado de pistacho es delicado pero con cuerpo, con irresistibles y aromáticas notas, y un gusto que, al ser el resultado de combinar exclusivamente ingredientes de origen vegetal, resulta sumamente fino y cautivador.
Es por todo esto que se trata de la manera más exquisita de beneficiarnos de las magníficas bondades de los pistachos y del resto de ingredientes, que lo convierten en un helado rico en proteínas, ácidos grasos esenciales omega 6, triptófano, fitoesteroles, luteína, vitaminas A, C, E y del grupo B (B1, B2, B3, B5, B6 y B9 o ácido fólico), calcio, cobre, cromo, fósforo, hierro, magnesio, manganeso, potasio, selenio y zinc.
Además, al no contener ningún ingrediente de origen animal, es libre de lactosa, caseína, colesterol y demás grasas perjudiciales para el organismo.
A continuación podéis ver qué ingredientes necesitáis y los pasos a seguir para poder realizar este rico helado de penetrante sabor.
Ingredientes
200 gr. de anacardos crudos
100 gr. de pistacho (pelados)
1 lata de leche de coco
3 cucharadas de aceite de coco (derretido)
150 ml. de sirope de agave
1 cucharadita de esencia de vainilla
1 pizca de sal
Preparación
Ponemos los anacardos en remojo durante un mínimo de 6 horas para que se reblandezcan.
Escurrimos los anacardos y los echamos en el vaso de la batidora junto a la leche de coco, el aceite de coco, el sirope, el extracto de vainilla y la sal, y batimos hasta que esté todo bien mezclado y la textura sea cremosa y suave.
Molemos con la ayuda de un molinillo eléctrico o batidora 3/4 partes de los pistachos y, cuando hayamos obtenido una textura de polvo fino, lo añadimos a la mezcla y batimos de nuevo hasta que se integre bien con el resto de ingredientes.
Pasamos la mezcla a un recipiente que cierre herméticamente y lo metemos en el congelador durante 30 minutos.
Lo sacamos del congelador, lo batimos con varillas y lo metemos de nuevo en el congelador durante otros 30 minutos. Repetimos este paso 3 veces más para evitar que se forme hielo y conseguir una textura suave y cremosa.
Tras batir por última vez, troceamos con la ayuda de un mortero o de un rodillola la 1/4 parte del total de pistachos que habíamos reservado. A continuación, añadimos los pistachos troceados a la mezcla y los mezclamos bien removiendo con una cuchara.
Alisamos la superficie añadiendo un poco de pistachos troceados si así lo queremos y lo introducimos en el congelador durante un mínimo de 4 horas, hasta que veamos que está firme.
A la hora de servirlo, lo sacamos del congelador unos 10 o 15 minutos antes para que la textura no sea excesivamente dura, sino cremosa, y lo servimos con un topping de pistachos.
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