Son los hongos Vegetarianos o Veganos?


NUESTROS PARIENTES LOS HONGOS

Tendemos a clasificar el mundo que nos rodea mediante dicotomías: blanco o negro, sin matices. Lo mismo se aplica a los seres vivos. Durante siglos, los fuimos ubicando en dos reinos, Animal y Vegetal, estudiados por zoólogos y botánicos, respectivamente. Sin embargo, la Naturaleza se muestra indiferente a nuestros deseos. Es como es, no como nos gustaría que fuera.
Es fácil definir el concepto de «animal»; al fin y al cabo, nosotros lo somos. Los animales son criaturas de cuerpos complejos, que se alimentan a costa de otros seres vivos, devorándolos. Todo lo que no encajaba bien dentro del reino Animal iba a parar al cajón de sastre de los vegetales, para que lo estudiaran los sufridos botánicos. Se trataba de una clasificación sencilla, con la que nos sentíamos cómodos. Una planta era lo contrario a un animal, y punto. Mas la ciencia avanza, y desde hace décadas sabemos que las cosas no son tan simples. La diversidad del antiguo reino Vegetal es mucho mayor de lo que se creía. Y eso nos lleva a los hongos.
Ante todo, definámoslos. Los hongos son seres eucariotas (sus células poseen núcleo, mitocondrias y otros orgánulos) que carecen de clorofila. Por tanto, al no poder realizar la fotosíntesis han de alimentarse, como nosotros, de materia orgánica. O sea, son heterótrofos. Además, tienen paredes celulares de quitina (la misma sustancia que encontramos en el exoesqueleto de los insectos, por cierto).
Hay hongos unicelulares, como las ubicuas levaduras [Fig. 1], pero mayormente el cuerpo de los hongos es una masa de filamentos microscópicos, las hifas, que en su conjunto recibe el nombre de micelio [Fig. 2].

Levadura del pan (Saccharomyces cerevisiae)
FIG 1: HONGOS. Levadura del pan (Saccharomyces cerevisiae)

Micelio de un hongo
FIG 2: HONGOS. Micelio
Habitualmente se reproducen mediante esporas, que suelen formarse en estructuras microscópicas [Fig. 3].

Conidióforo y conidios (esporas asexuales) del moho gris (Botrytis cinerea)
FIG 3: HONGOS. Conidióforo y conidios (esporas asexuales) del moho gris (Botrytis cinerea)
Tan sólo algunos grupos producen cuerpos fructíferos de buen tamaño, como las setas y las trufas [Fig. 4].

Seta de las piñas (Mycena seynesii)
FIG 4: Seta de las piñas (Mycena seynesii)
Como dijimos, los hongos se incluían en el reino Vegetal, dentro del subreino de las talofitas, junto con las algas. Eran considerados «vegetales inferiores», de cuerpos simples, poco evolucionados. Pero los hongos no son plantas. Evolutivamente, no están relacionados con ellas, sino con nosotros. Surgieron de la misma rama del Árbol de la Vida que los animales.
¿Los hongos, próximos a los animales? A primera vista parece un disparate, pero si nos fijamos en sus células y, sobre todo, en su modo de alimentación, podremos captar las similitudes entre ambos grupos.
Hongos y animales carecemos de clorofila, lo que implica que no podemos hacer la fotosíntesis. Estamos obligados a buscar el alimento y digerirlo, es decir, romper sus moléculas en otras más sencillas para que nuestras células las asimilen. Tenemos eso en común; lo único que varía es el modo de lograrlo.
Hace unos mil millones de años, los antepasados de hongos y animales siguieron caminos separados. Nuestra evolución quedó condicionada por un hecho: los animales nos comemos el alimento. O sea, lo metemos dentro del cuerpo. Allí, en un aparato digestivo más o menos complicado, es procesado y digerido. Puesto que muchos alimentos tienen la mala costumbre de huir o defenderse, la evolución animal acabó por seleccionar cuerpos complejos. En una eterna carrera de armamento entre depredadores y presas, desarrollamos esqueletos, músculos, nervios, órganos de los sentidos… Eso acabó por generar la maravillosa diversidad del reino Animal: medusas, libélulas, tiburones, gacelas, víboras, gente que escribe en un blog...
Los hongos siguieron otra vía. En vez de capturar la comida, se dedican a crecer encima o dentro de ella. En lugar de devorarla, la pudren [Fig. 5].


FIG 5: HONGOS. En fase de descomposición del alimento
Sus hifas segregan enzimas digestivas que descomponen el alimento y luego lo absorben. Y para eso no hace falta tener cuerpos complicados. Para triunfar, basta con ser una pelusa viva con una buena batería enzimática dentro de la célula. Simple, pero tremendamente eficaz. A los hongos les va de fábula, y es muy probable que nos sobrevivan a los más conspicuos pero frágiles animales.
Por supuesto, hay excepciones. No todos los hongos son descomponedores. La evolución ha dado lugar a auténticas maravillas, y así nos encontramos con hongos parásitos que toman alimento de sus anfitriones como si fueran vampiros, otros depredadores que cazan pequeños animales con trampas, otros que convierten a sus víctimas en zombis… Simples, pero letales. Otros, en cambio, colaboran con plantas, algas y animales para beneficio mutuo.
Poco a poco nos iremos asomando al fascinante mundo de los hongos en sucesivas entradas del blog. Confiamos, amigo internauta, en hacerte pasar un rato entretenido a la vez que provechoso.
Ah, sí, una última observación: si eres vegetariano o vegano, cada vez que te topes con un champiñón en el plato, ya lo sabes: estás comiendo algo más cercano a los animales que a las plantas.
Buen provecho.

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