5 graves consecuencias por aguantar las ganas de orinar
¿Cuántas veces lo habremos hecho a lo largo de nuestra vida? Estás trabajando, estás muy ocupada y no te viene nada bien acudir al baño a pesar de que tu cuerpo lo necesita. A veces, podemos aguantar las ganas de orinar hasta tres y cuatro horas seguidas, las justas para llegar a casa e ir tranquilamente a nuestro baño.
Podemos hacer esto una o dos veces a la semana pero, ¿qué ocurre cuando el aguantar las ganas de orinar se convierte en un hábito? Hay muchas personas que solo se encuentran cómodas en su propio baño y evitan los servicios públicos o incluso los de sus espacios de trabajo.
Hemos de ir con mucho cuidado ante esta costumbre ya que, a largo plazo, puede traernos graves consecuencias que debes conocer. Te lo explicamos a continuación.
1. Las temidas infecciones
Nunca hemos de pasar por alto que la orina, además de agua, incluye todas esas sustancias de desecho que el cuerpo no necesita y que losriñones se han encargado de filtrar. Así pues, en la vejiga vamos a tener toda una mezcla de pequeños residuos, de sustancias ácidas y amoníacosque, poco a poco, pueden dañar las paredes del tracto urinario y de la propia vejiga.
Tampoco podemos olvidar que, cada vez que vamos al baño, se produce una eliminación de todas las bacterias presentes en la uretra, evitando así que migren a otras zonas donde pueden causar las temidas infecciones.¿Qué ocurre entonces cuando, por las razones que sean, no tenemos más remedio que aguantar las ganas de orinar?
Que estas bacterias están más tiempo en nuestro cuerpo y, por tanto, existen más probabilidades de que acaben adhiriéndose a la vejiga u otras partes ocasionando la temida cistitis. ¡No te aguantes las ganas! ¡Acude al baño!
2. Agrandamiento de la vejiga
Normalmente, la vejiga admite entre 150 y 220 ml de líquido (depende, claro está, de cada persona). Es en estas medidas cuando se activan unos receptores que avisan a nuestro cerebro de que ya es hora de acudir al baño. Entonces, el cerebro activa la sensación de dolor y molestia para que lo hagamos, para que vayamos de inmediato a vaciar la vejiga.
¿Qué ocurre si no lo hacemos? ¿Qué pasa si no obedecemos a nuestro cerebro? Que nos quedaremos sentadas, intentando olvidar “esas ganas” y que, además, seguiremos bebiendo, comiendo y el líquido seguirá aumentando en las paredes de la vejiga, ensanchándola y causándonos diversos daños. Es algo peligroso que debes tener en cuenta.
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